Recuperar espacios económicos
Por edad, aunque joven y recuerde a vuelapluma, fui coetáneo del cierre de Altos Hornos del Mediterráneo, Ensidesa; Hunosa; Astilleros Españoles, Bazán, Astano, Seat (sectores industrial, construcción naval, minería, automoción); por no hablar de declive progresivo de la industria textil catalana.
Si hubiéramos de aludir lo más cercano, tanto en el tiempo como en lo territorial, habríamos de incluir en tan penoso catálogo al sector servicios en Andalucía. Lo del sector financiero es otra historia a encajar directamente en los libros de estafadores y trileros. Seguro que habrá floridas y magníficas teorías sobre los porqués de tanto y tanto estropicio. Competitividad, productividad, cuenta de resultados son las claves y respuestas. Y dicho así y tal como siempre nos lo han vendido, parece que o un aciago destino nos condena una y otra vez al fracaso económico o la falta de productividad de los asalariados son la respuesta a tanto mal. Los Hados es posible que tengan poder, los trabajadores más bien poco. Esta historia de fracasos está llena de incompetentes, ambiciosos y delincuentes que dirigían las empresas tanto desde lo público como desde lo privado. Que antes de invertir en innovación para mejor competir preferían llevárselo caliente y a manos llenas. Gentes que por no hacer el más mínimo esfuerzo neuronal prefirieron que la competencia extranjera llenara los huecos de mercado. Una última sentencia, a título de ejemplo: cuando me pongo a faenar entre mis cuatro olivas se me llevan los demonios, todos los artilugios mecánicos que utilizo, son extranjeros. Rafael Latorre es funcionario