Recuerdo al 'mártir' del adventismo Walter Bond
José Rodríguez Cámara /Jaén
Los adventistas recuperarán, casi un siglo después de su muerte, la memoria de Walter Bond, el pastor que murió mientras predicaba en Baeza. Esta iglesia trata de dejar constancia del 'daño' que sufrió este pionero, cuyos restos, denuncian, fueron sacados de su tumba y arrojados a una fosa.

Los adventistas recuperarán, casi un siglo después de su muerte, la memoria de Walter Bond, el pastor que murió mientras predicaba en Baeza. Esta iglesia trata de dejar constancia del 'daño' que sufrió este pionero, cuyos restos, denuncian, fueron sacados de su tumba y arrojados a una fosa.
Con una placa, un recital de música y un himno evangélico quiere recuperarse la figura de Walter Guy Bond, españolizado como Gualterio Guido Bond, el pastor adventista, nacido en California, que llegó a Baeza en 1914 para predicar un credo que, a diferencia del catolicismo, asegura que la figura del sacerdote no es necesaria como “intermediaria” con Dios. El homenaje está previsto para el próximo domingo, 23 de mayo, en el camposanto, donde descansan los restos del californiano. Daniel Posse, pastor que continúa en Jaén con la senda abierta por Bond, recuerda que su antecesor falleció hace ya casi cien años, cuando predicaba en la ciudad. Su muerte está rodeada de varias circunstancias que hacen que su figura sea clave en la historia del adventismo en España. Tenía sólo 35 años, sus palabras habían calado en la ciudad y comenzaban, según Posse, a dar sus frutos y, como sospechan los adventistas, fue envenenado. Para colmo, entre los años 1943 y 1945, se abrió la tumba de Bond, que era de su propiedad, y el cadáver fue arrojado al llamado “corralito”. Este es el espacio reservado para las víctimas de la represión franquista, considerados “impíos”.