Recortes y gordos
Un eufemismo es una “Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante”. Recientemente hemos asistido a todo un despliegue de vericuetos gramaticales y semánticos cuyo único objetivo ha sido retorcer las palabras de forma que edulcoren unos hechos innegables.
Esta utilización de eufemismos y ataques directos a la verdad vienen indiscriminadamente de Madrid y Sevilla compartiendo no pocas semejanzas tanto en el fondo como en la forma. El fondo son los recortes en avances sociales más importantes de la reciente historia de España, algo que de por si supone un retroceso con pocos precedentes, pero que si nos centramos en los que afectan a la educación la perspectiva no puede ser más negra. Deprimir un sistema educativo es el mayor error que puede cometer un pueblo, si una carretera no se puede hacer hoy seguramente se pueda proyectar dentro de 5 años las perdidas serán considerables pero no irrecuperables. Secar los recursos en la educación pública es atacar el bien más preciado de una sociedad, su capital humano y es la forma de garantizar que la próxima generación será más pobre, en todos los sentidos, que la de sus padres. Recuperar una pérdida como esta supondrá años y años de esfuerzo y una cuantía económica muchísimo mayor que la que ahora se pretende ahorrar porque ninguna inversión es más rentable que la que permite a un individuo desarrollar todo su potencial intelectual y humano para revertirlo en su pueblo. En la forma nos encontramos una burla continua de los políticos que minusvaloran de una forma constante a su populacho al afirmar, sin rubor, que aumentar el número de alumnos por clase, quitar las horas de apoyo y refuerzo, olvidarse de los programas multimedia, restringir el bilingüismo, extinguir los programas de calidad, asfixiar al profesorado en lo laboral y en lo económico etcétera. “No supondrá, ni directa ni indirectamente, merma alguna en la calidad de la educación”. Parece innegable que las actuales tasas de déficit son insostenibles, las administraciones son colosos que consumen cantidades ingentes de recursos con empresas públicas mastodónticas que no se sabe bien a que se dedican y con contrataciones de personal que en la mayoría de los casos incumplen los constitucionales requisitos de mérito, capacidad y publicidad. Los gobiernos son incapaces, por ahora, de deshacerse de aquello que verdaderamente lastra a la sociedad, sin embargo si han sido capaces de atacar la línea de flotación de un país civilizado, pero recortar en educación es como si alguien con sobrepeso y grave riesgo de infartarse inicia una dieta en la que reduce el consumo de agua sin restringir el consumo de grasa, inicialmente puede que disminuya el peso pero las consecuencias sistémicas serán devastadoras.
Javier Morallón es profesor de Biología