25 sep 2014 / 10:14 H.
Mi artículo de hoy iba por otros derroteros. Lo tenía pergeñado con otra temática, pero la noticia sobre el fallecimiento de una amiga, me deja fuera de juego. Estoy consternada. Pilar era una mujer aún joven. Con una vida estable y muchas ilusiones por vivir. Con una familia que crecía en nietos para alegrarle la vida. Hijos sanos e inteligentes. Nuestros conocimientos de amistad se remontan a más de treinta años. Éramos vecinas por partida doble, en Jaén y en el campo. Siempre valoré su postura ante la vida. Seriedad, trabajo, amante de la familia y del orden. Una mujer sosegada, con la que gustaba hablar. Pilar era doctora en medicina y amaba a su profesión. Si se le hacía alguna consulta por ínfima o grave que fuera, acudía solícita a tranquilizarnos y orientarnos. Era, emulando al poeta, en el sentido de la palabra, buena. Venía padeciendo últimamente una dolencia grave. Nunca pensé que sería tan rápido. Pero lo alarmante de esta enfermedad “innombrable” es que ataca en silencio, y acaba rápido con tantos padres que hacen falta a sus hijos, a niños y jóvenes. Da que pensar y aterra. ¿Cómo no se destinan más fondos en España para la investigación sobre el Cáncer? ¿Cómo los Gobiernos no entran en razón y atajan este mal? El cáncer está haciendo estragos. Pilar era sensible, amante a la lectura. Asidua desde siempre a Diario JAÉN. Leía todos mis artículos y me lo hacía saber. Muy duro para unos hijos, el aceptar como el capítulo de una vida se cierra para siempre. Ahora, desde mi ventana, mientras escribo, veo un exuberante jazmín azul en el jardín de su casa. Ella lo plantó con mimo, porque gustaba de la naturaleza y de las plantas bonitas y ornamentales. En su honor, escojo algunos versos del poeta de Moguer, que parece fueran escritos para ella. Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando/ y se quedará mi huerto, con su verde árbol y con su pozo blanco/ Todas las tardes, el cielo será azul y plácido/ Y tocarán, como esta tarde están tocando/ las campanas del campanario/ Y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado/ Mi espíritu errará, nostálgico/ Y se quedarán los pájaros cantando. Pilar Mata Jiménez. Descanse en paz.