Recitales para iniciar el “blues”
Faltaba poco para la medianoche cuando Curtis Salgado saltó al escenario de la Plaza de Toros. Era el inicio de tres días de blues sin parangón, en el que irán apareciendo un conglomerado de estrellas. Y es que, más de una veintena de artistas convierten este pequeño pueblo serrano en capital mundial del blues.

El público acompaña abarrotando cada uno de los escenarios. A cada trago de cerveza aparece un blusero, para sumar más de 25.000 almas que toman Cazorla como uno de los principales atractivos de la canícula. Y es que, música y turismo van, en este caso, de la mano.
Uno de las obras de arte preferidas de Curtis Salgado es “Nighthawks”. Pintada en 1942, Edward Hooper nunca llegó a pensar que su cuadro llegaría a servir como nombre a un famoso grupo blusero; “The Nighthawks”, formado por el propio Salgado en la década de las 80. Este llegó a tomar tanta relevancia que, actores como el malogrado John Belushi, lo tomaron como ejemplo para su famosa película ”Granujas a todo ritmo”. A la citada obra de Hooper se le conoce en castellano como “Noctámbulos” y, precisamente, los que combaten al sueño, aquellos que se adentraron en la madrugada para disfrutar del concierto de blues de Salgado son de los que, presumiblemente, se valería el cantante de Washington para inaugurar la vigésimo-primero edición del Festival de Blues de Cazorla. Lo cierto es que Salgado se mostró activo en el escenario. Fue un buen concierto el suyo, y los bluseros disfrutaron de cada uno de sus acordes. Una buena forma de dar el pistoletazo de salida.
Luego fue el turno de Imelda May. Considerada como uno de las valedoras del rockabilly en la actualidad, la irlandesa causó diferentes sensaciones. A gente del público le dejó indiferentes mientras que otros disfrutaron del conciertos desde su primera canción. Difícil catalogar su actuación, pero lo cierto es que May ofreció una buena versión, y salió muy aplaudida por los presentes en el Escenario Cruzcampo. Probablemente, su estilo no tan cercano al propio blues, fue lo que propicio que no se hiciera con el amor de la totalidad del público. Aún así, un muy buen espectáculo el que ofreció.
Por último, fue el turno de Nikki Hill. Si hubiese sido una faena taurina, la de Carolina del Norte hubiera cortado las dos orejas. Espectacular sobre el escenario, su torrente de voz y la calidad de sus canciones —estrenó nuevo disco—, la convirtió en la estrella de la noche. Y es que, cada una de sus letras es un no parar. El ritmo de Hill invita a bailar, a no estarse quieto. Al igual que ocurriera el año pasado, su concierto será de los más recordados.
Y durante el día el blues no paró. Los locales Dead Flowers, Moreland and Arbuckle y, sobre todo, Lichis, hicieron las delicias del público por la mañana. La tarde fue el turno de King Pug o el esperado Burning.