Recital de Daniel García en Úbeda
PLAZA DE TOROS DE SAN NICASIO
Ganado: Se lidió un encierro de los hermanos Lozano con los hierros de Alcurrucén (3º, 4º y 5º), El Cortijillo (1º y 6º) y Hermanos Lozano (2º). Contó con una buena presentación, pero con un juego desigual. El primero, el segundo y, sobre todo, el tercero (pese a que fue más rajado) dieron opciones. Los tres últimos utreros fueron duros y difíciles para los novilleros.
Novilleros: Gerardo Rivera: Vuelta al ruedo tras petición y silencio.
Jesús Enrique Colombo, una oreja y ovación.
Daniel García, una oreja y una oreja.
Incidencias: No se llegó a la media plaza en la novillada de la Festividad de San Francisco organizada por Úbeda Toros, de Paco Delgado y Alfonso Moya. Daniel García debutó con picadores. Tras finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del ganadero Felipe Navarrete. En la salida a hombros, la Policía Nacional tuvo que intervenir en una pelea ocasionada por llevar al novillero. Se atendió a una persona en la enfermería y se instruyeron diligencias por un delito de lesiones leves.
Ganado: Se lidió un encierro de los hermanos Lozano con los hierros de Alcurrucén (3º, 4º y 5º), El Cortijillo (1º y 6º) y Hermanos Lozano (2º). Contó con una buena presentación, pero con un juego desigual. El primero, el segundo y, sobre todo, el tercero (pese a que fue más rajado) dieron opciones. Los tres últimos utreros fueron duros y difíciles para los novilleros.
Novilleros: Gerardo Rivera: Vuelta al ruedo tras petición y silencio.
Jesús Enrique Colombo, una oreja y ovación.
Daniel García, una oreja y una oreja.
Incidencias: No se llegó a la media plaza en la novillada de la Festividad de San Francisco organizada por Úbeda Toros, de Paco Delgado y Alfonso Moya. Daniel García debutó con picadores. Tras finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del ganadero Felipe Navarrete. En la salida a hombros, la Policía Nacional tuvo que intervenir en una pelea ocasionada por llevar al novillero. Se atendió a una persona en la enfermería y se instruyeron diligencias por un delito de lesiones leves.

Daniel García es el hijo de Antonio, el picador de Vilches. Ayer dio un auténtico recital con dos músicos de Alcurrucén. El novillero debutó con caballos en la Feria de Úbeda y le tocaron en suerte Clarinete y Flautista, dos utreros de la “familia” de los músicos, una de las más conocidas y, también, valoradas entre los profesionales del toreo. Salió Clarinete y lo paró cargando la suerte. Su padre, Antonio García, lo esperaba a caballo para picar el novillo del debut de su hijo. Sin embargo, paradojas del destino, el animal se arrancó para el peto de Paco Plazas, el picador que guardaba la puerta. No pudo ser. Cogió la montera y se lo brindó a su madre, Raquel Navarrete. El novillo era muy reservón, pero Daniel García le puso la muleta en la cara, le atacó siempre ganándole un paso y le movió el engaño para que el animal no parara. Siempre muy de frente y con mucha verdad le arrastró la muleta por delante del hocico para construir buenas series con la derecha y al natural. Puso en pie a la plaza con un toro algo rajado, pero con clase cuando se arrancaba. Logró una oreja, aunque pudieron ser dos. La otra se fue en el fallo con la puntilla.
El sexto, Flautista, no fue nada melodioso. Para estar delante había que entonar “tambores de guerra”. Daniel García “cobró” una voltereta en la que pudo llevarse la cornada en un pase de pecho. Su mala condición se veía desde el capote. Esta vez, a su padre no le tocaba picarlo, aunque, al igual que pasó en su primero, se fue para el picador que guardaba la puerta. Y allí lo cogió y le dio un puyazo como si su hijo se tuviera que poner delante de una alimaña, que, en realidad, era lo que iba a ocurrir. Daniel García tragó mucho en una faena de valor y entrega, que le valió la puerta grande. La voltereta le sirvió para que hoy le duelan hasta las pestañas y para que la gente apreciara la importancia que tenía quedarse en el sitio en cada muletazo.
Jesús Enrique Colombo paró con temple al segundo de la tarde a la verónica. Tuvo gusto en el quite, en el que dio una ajustadísima gaonera. Con la muleta, empezó con brillo. Toreó despacio en el trasteo y le dio tres buenas series con la derecha. Sin embargo, en el pase de pecho de la última, lo cogió del muslo y le rajó toda la taleguilla. Se libró de milagro. Y a partir de ahí cambiaron el novillo y el novillero. El utrero lo vio y Colombo estuvo muy dubitativo. Todos los muletazos fueron en “espantamoscas”, algo muy diferente de los del inicio de faena. Acabó con unas manoletinas, que fueron previas a lograr un trofeo. El quinto se vio muy complicado. En las dos primeras series, el público no se enganchó. Además, tenía un tornillazo muy desagradable al final de cada muletazo que hizo que le enganchara el engaño. Y después se paró. Poco pudo hacer Jesús Enrique Colombo.
Gerardo Rivera dejó entrega y poco más. Recibió a los dos utreros a porta gayola, banderilleó y tuvo un novillo, el que abrió plaza, con más opciones. Hubiera brillado más si lo hubiera toreado más en línea y enganchado en el muletazo, ya que reponía muy pronto si no se volcaba bien la suerte. El cuarto fue mansito y daba arreones, por lo que Gerardo Rivera anduvo corriendo de un lado para otro. A veces, corría delante de él y otras detrás para evitar que se le marchara. El encierro de los hermanos Lozano fue difícil para tres jóvenes que están empezando, aunque ante las complicaciones siempre quedan los recursos.