REBECA BAENA RUIZ: "Habría que compensar a los estudiantes que se esfuerzan"

MARIAM LÓPEZ
Rebeca es modesta en extremo, dice que no es una superdotada pero la realidad de su currículum dice otra. Terminó el Bachillerato y, con sólo 20 años, ya tenía un trabajo fijo como funcionaria del Estado. Pero ella no estaba dispuesta a quedarse aquí y comenzó una carrera que culminó con la Mención en los Premios Nacionales de Fin de Carrera de Educación Universitaria del Ministerio de Educación y el Premio Extraordinario de Grado de la Universidad de Jaén, en la Diplomatura de Gestión y Administración Pública. Pero ella no se cansa, reconoce que le gusta estudiar y ahora cursa el tercer año de la Licenciatura de Derecho, donde igualmente destaca. Los grandes estudiantes como Rebeca merecen más reconocimiento y ayuda estatal. Al fin y al cabo son nuestro futuro.

    15 nov 2009 / 11:05 H.

    —Rebeca, para empezar a conocerla, cuéntenos algo de usted.
    —Bueno, estudié el Bachillerato, terminé COU e hice Selectividad porque siempre tuve en mente estudiar una carrera, lo que pasa es que en su día no tenía una vocación clara, pero contaba con la referencia en mi familia de funcionarios que mantenían una vida estable. Por ello, lo de ser funcionaria lo tenía claro desde siempre. Me informé de oposiciones a administrativo, estaban bien pagadas y el horario era bueno, y me decidí por esto. Tras dos años, apruebo la oposición y entro a ser funcionaria del Estado con 20 años. La estabilidad de un trabajo y el tiempo libre me dejó la puerta abierta a hacer otra cosa, a no anclarme, sino que una vez que tenía una seguridad económica y no tenía que pensar en depender de mi madre, podía estudiar lo que quisiera sin la presión de tener que sacar una carrera. Pasé tres años fuera y, como yo quería matricularme en la Universidad de Jaén, al conseguir destino aquí, me decidí a estudiar una carrera. Yo quería hacer Derecho, pero ese año no había turno de tarde y no podía compatibilizarlo con mi trabajo, por lo que decidí hacer Gestión y Administración Pública, que tenía asignaturas de Derecho y, sorprendentemente, me fue muy bien. Después inicié la carrera de Derecho y estoy en ella con un expediente también fabuloso.
    —Al terminar la carrera de Gestión y Administración Pública, consigue el tercer mejor Expediente Universitario de España y el mejor en la Universidad de Jaén.
    —Conseguí el Premio Nacional de Fin de Carrera de Educación Universitaria del Ministerio de Educación y el Premio Extraordinario de Grado de la Promoción 2006/2007 de la Universidad de Jaén, en la Diplomatura de Gestión y Administración Pública.
    —¿Qué se siente al ser de una de las mejores universitarias de España?
    —Se siente satisfacción y orgullo porque te has esforzado mucho y lo has hecho con mucha ilusión y gusto. La ilusión es mayor de cara, sobre todo, a la gente que te rodea más que a ti misma. Mis abuelos, mi madre y mi hermano están muy orgullosos. Yo, al final, más que un premio es el resultado de estudiar para cada examen, de darlo todo, y ver recompensado ese esfuerzo con una buena nota, lo que me impulsa a seguir con lo que hago, además de que disfruto con ello.
    —¿Se incentivan por parte de la Universidad de Jaén estos expedientes académicos tan brillantes?
    —Pues siento decir que no, porque cuando yo recibí el Premio Extraordinario de Grado a la Carrera, qué menos esperar que la Universidad se hubiera puesto en contacto conmigo y yo me enteré de que me habían concedido el premio por la prensa, por Diario JAEN precisamente. Y tampoco se ayuda desde el Ministerio de Educación, no se trata de pedir un premio en dinero, sino una beca, alguna ayuda para que los estudiantes que de verdad nos esforzamos nos veamos recompensados. Creo que es muy importante invertir en Educación y, de alguna manera, compensar a los estudiantes que se esfuerzan y que trabajan, que son el futuro al fin y al cabo. Insisto en que no se trata de algo económico, serviría con incentivarnos con becas o ayudas. A mí, por ejemplo, me encantaría terminar la carrera en Salamanca o poder optar por una beca Erasmus. Otra forma de premiar nuestros expedientes, como en mi caso y en el de otros, sería reconocernos a los funcionarios una excedencia por estudios, como se prevén otras excedencias para reagrupación familiar, por ejemplo. Yo sólo puedo optar a una excedencia voluntaria por interés particular, por mínimo de dos años en los que no podría permitirme no recibir un salario. Por lo que creo que es de cierta forma injusto que a un alumno premiado en el ámbito nacional por su expediente universitario, se le pongan tantos obstáculos para seguir progresando.
    —¿Y sobre Bolonia, hay suficiente información en la Universidad?
    —Mentiría si no dijera que se ha organizado alguna que otra charla informando del tema, pero yo pienso que incluso muchos profesores son un poco escépticos ante la aplicación real del Plan Bolonia, en cuanto a la forma de las clases. Hay profesores que llevan toda su vida y para ellos implica dejar la clase convencional, magistral, y pasar a otra visión más práctica de las clases, utilizando más internet y el aula virtual, entre otros medios. A pesar de las charlas organizadas, creo que la mayoría de alumnos no terminamos de enterarnos de cómo nos va a afectar.
    —Estudia actualmente Derecho con unas notas impecables. ¿Dejaría su puesto fijo de funcionaria para opositar a Judicatura o Fiscalía o para ejercer de abogada?
    —Ejercer de abogado, no. Opositar a Judicatura sí que lo contemplo y si me decidiera a hacerlo y lo aprobara, pediría la excedencia, aunque estoy muy bien ahora, pero ese trabajo es más intelectual y me motiva más que el que realizo actualmente.
    —¿De dónde saca tiempo para compatibilizar trabajo y estudios?
    —Aprovecho cada minuto y hago los días más largos si se puede porque, además del trabajo y los estudios, no puedo dejar de dedicar tiempo a mi familia, a mis abuelos, que son ya muy mayores, y todos los días intento verlos y a estar con mi madre. Las tardes son para las clases y horas de estudio. No estudio de noche, nunca me ha gustado, creo que se trata de organizarse y aprovechar bien las horas que dediques. Yo no es que eche muchas horas de estudio, sino que las que dedico me tienen que cundir porque sé que tengo el tiempo muy limitado y no puedo desperdiciarlo. Yo dedico dos horas por la mañana y tres horas por la tarde en época de exámenes, pero me entrego al estudio y no pierdo el tiempo.
    —Y después de Derecho, ¿qué le queda aún por hacer en su formación?
    —En broma, con mis compañeros de siempre, decimos que Medicina, que se habla de que llega a Jaén. No lo sé, pero lo cierto es que seguiré estudiando.