Segura desnuda al Poli Ejido (1-2)
El Real Jaén selló el pasaporte hacia la tranquilidad con una valiosa victoria en el Municipal de Santo Domingo. Diego Segura marcó los dos tantos que significan tres puntos vitales para la permanencia. El gol del local Katxorro no puso en peligro un merecido triunfo de los jiennenses.
El Real Jaén selló el pasaporte hacia la tranquilidad con una valiosa victoria en el Municipal de Santo Domingo. Diego Segura marcó los dos tantos que significan tres puntos vitales para la permanencia. El gol del local Katxorro no puso en peligro un merecido triunfo de los jiennenses. Dos intervenciones afortunadas de Diego Segura edificaron un muro insalvable para el Poli Ejido. El sevillano encauzó un encuentro que arrancó inmejorable y se cerró con desasosiego para el Real Jaén. El resultado no se ajustó con fidelidad a la superioridad de los futbolistas de Manuel Herrero. El equipo perdonó en la primera mitad y un remate aislado de Katxorro mantuvo la incertidumbre hasta el último suspiro.
No mereció vivir el Real Jaén la inquietud que generan cinco minutos de añadido con los puntos en el alambre. Pudo evitarse el suspense final en un primer tiempo plácido. El Polideportivo Ejido salió aletargado al campo. Las fuertes rachas de viento dificultaron más el juego a los jiennenses que su rival. La falta de pulso de los almerienses despejó el camino al Real Jaén, que gobernó el choque sin excesivos alardes. Zarandona y Fran Carnicer se bastaron para manejar el timón. Por delante, Iván y Machado serpentearon y Toledo preparó el anzuelo. Sin embargo, fue Diego Segura el factor determinante. Necesitado de autoestima y mayor protagonismo, el sevillano encontró en el Municipal de Santo Domingo la recompensa al sacrificio. En primer lugar, aprovechó una dejada de Toledo para anotar en semifallo. La fortuna lo acompañó en el golpeo. No remató de forma limpia y el balón dibujó una parábola inalcanzable para Valero. Cuatro minutos después sentenció en un acto de fe y generosidad del rival. Acompañó una acción sin aparente peligro en el balcón del área del Poli Ejido. Lejos de bajar los brazos y administrar fuerzas, intensificó la presión y originó una cesión nefasta de Hedrera para marcar a placer. Un regalo. Su festejo combinó rabia y liberación. Necesitaba el papel de actor principal en un triunfo de relevancia del Real Jaén. Los compañeros se contagiaron y el equipo fue un ciclón hasta el descanso. Fran Machado acarició el tercero y Zurdo reventó las costuras del balón contra la cruceta. La falta de definición impidió la sentencia y Katxorro, incombustible en su esfuerzo, apretó el duelo tras la reanudación. El gol no tuvo el eco suficiente para el Poli Ejido, un histórico que se desangra. Tan solo una intervención de mérito realizó Tejera. La victoria pareció más expuesta por la mínima diferencia existente en el luminoso que por los méritos locales, que empiezan a sentir las cenizas bajo los pies. El Real Jaén, en cambio, echa a volar. Falta por ver hasta dónde alcanza. José R. Casado / Jaén