Real Jaén. Arriaga otorga el quinto triunfo 1-0
José Eugenio Lara /Jaén
El Real Jaén consiguió la quinta victoria consecutiva e igualó la mejor racha de la temporada, en un partido con dos mitades distintas, una primera brillante y otra más musculosa y vigorosa como la segunda. Sin embargo, Terrazas y sus hombres lograron el propósito de quedarse con los tres puntos para asestar un golpe casi determinante en la clasificación. Los jiennenses se distancian en ocho puntos del quinto, el Betis B, y se ponen a uno del segundo, el Ejido, y a siete del líder, el Cádiz. A estos números ilusionantes, el cuadro blanco añade otro más: no ha recibido un solo gol en la segunda vuelta. Increíble.
El Real Jaén consiguió la quinta victoria consecutiva e igualó la mejor racha de la temporada, en un partido con dos mitades distintas, una primera brillante y otra más musculosa y vigorosa como la segunda. Sin embargo, Terrazas y sus hombres lograron el propósito de quedarse con los tres puntos para asestar un golpe casi determinante en la clasificación. Los jiennenses se distancian en ocho puntos del quinto, el Betis B, y se ponen a uno del segundo, el Ejido, y a siete del líder, el Cádiz. A estos números ilusionantes, el cuadro blanco añade otro más: no ha recibido un solo gol en la segunda vuelta. Increíble.
El Real Jaén disputó una primera parte interesante. Le dio brillo y criterio a su fútbol y divirtió a los muchos aficionados que se congregaron en La Victoria. El partido se puso de cara a los 44 segundos. Arriaga aprovechó una buena acción de Geni, que se anticipó a un defensor en un balón aéreo, se hizo con la pelota y batió a Sanmiguel por bajo. Además del tanto, el delantero dejó detalles maravillosos, como un par de controles de enorme calidad. Volvió la mejor versión de Arriaga, un atacante escurridizo, con un gran sentido de la movilidad y con una extraordinaria destreza en el uno contra uno. La elevada participación del punta la agradeció el Real Jaén, que redondeó una atractiva primera parte. A diferencia de otras veces, el equipo no se limitó a defender el tanto tempranero que consiguió. Puso orden en el campo, presionó al balón y no se atrincheró en torno a Dani Hernández. Cuando tuvo la pelota, la manejó con decisión, combinó, en ocasiones, con brillantez, y dejó un fútbol aseado, agradable y con buenas sensaciones. El público lo agradeció, porque más de una vez aplaudió la belleza de un gesto técnico o el pundonor de algún defensa, principalmente de Espín o de Galera, impresionantes. Pudo el equipo de Terrazas refrigerarse en el descanso con un resultado más amplio, porque llegó con cierta facilidad a las inmediaciones de Sanmiguel, aunque no disparó demasiado contra la portería alcarreña. La superioridad blanca fue absoluta en este primer periodo. El Guadalajara ofreció dudas en el cuerpo a cuerpo y tardó en encontrar el acomodo en el campo. Su único disparo llegó en una interesante maniobra de Calleja que Dani resolvió en una estirada espléndida. No se dejó ver más sobre el césped. Tuvo enfrente a un oponente que manejó los tiempos del encuentro con autoridad. Si de media cintura hacia arriba el Real Jaén estuvo más lúcido que otras veces, atrás, la defensa no tuvo fisuras. Pese a la baja de Navarro, el grupo defendió con la maestría habitual. Cuesta un mundo abrirle un hueco. Ahí empieza su éxito.
La segunda mitad perdió brillo, aunque el Real Jaén tuvo tres o cuatro ocasiones claras para marcar. Le faltó el segundo tanto y liquidar el encuentro para evitar los apuros finales. Geni y Arriaga dispusieron de las mejores oportunidades, pero, esta vez, se echó en falta una pizca de acierto. Aun así, el fútbol fue más musculoso y menos lineal. El balón estuvo colgado mucho tiempo en el aire y casi nunca bajó al suelo para ser jugado con gusto y delicadeza. El paso de los minutos terminó por convencer al Real Jaén de que era innecesario poner en riesgo la victoria. Así transcurrió la recta final. No hubo fútbol. El Guadalajara chocó contra su propia limitación y no encontró la manera de contrarrestar la diana de Arriaga. Terminó el partido con un graderío inquieto, pero feliz porque esta plantilla, además de triunfar, tiene la garra de un equipo campeón. Es su seña de identidad.