Ratas al descubierto en el patio del colegio público Peñamefécit

La dirección del colegio Peñamefécit recibía, hace aproximadamente un mes, un aviso: algunos alumnos que acuden después de las clases a practicar el balompié en las pistas del centro habían visto ratas. Los animales procederían de un sótano abandonado que da al patio escolar. El espacio forma parte de un bloque de viviendas construido con posterioridad a las instalaciones educativas y que  fue cedido para uso lectivo, pero nunca ha sido utilizado ni rehabilitado.

    19 ene 2009 / 11:53 H.

    Ahora, una grieta en la junta de dilatación de las paredes del edificio deja vía libre para los pequeños mamíferos desde el solar cerrado hasta el espacio de recreo infantil. Los roedores fueron avistados,  por última vez, a mediados de diciembre por usuarios del club deportivo del barrio jiennense. La Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) dice estar al corriente, aunque resta importancia al caso.
    El colegio ha contactado ya con el Ayuntamiento y la Consejeria de Educación, pero aún no hay fechas concretas para el acondicionamiento de los sótanos ni la reparación de la grieta por donde entran las alimañas. Con todo, esta semana, un arquitecto municipal realizará un estudio detallado de algunas obras que quedan por acometer, incluidas, previsiblemente, el taponado de la grieta y la remodelación del sótano en cuestión.
    varios testigos. Clubes y asociaciones del barrio utilizan las pistas a última hora del día, y quizás ese es el momento en el que las ratas, foco de infección de numerosas enfermedades, aprovechan para salir de su escondite. Luis Lopera, coordinador del Club Deportivo Peñamefécit, reconoce que hace varios meses algunos componentes de la asociación mencionaron la presencia esporádica de los roedores en el campo de juego. Además, se queja del olor del recinto en desuso y abandono.
    Por su parte, Rubén Lopera, entrenador de cadetes durante el pasado 2008, vio una de esas esquivas inquilinas. Al comienzo del entrenamiento, los niños prorrumpieron en gritos y empezaron a correr de un lado a otro.  “Era una rata gigante, impresionante”, asegura Lopera, que recuerda el suceso con una mezcla de estupor y sorpresa. ANTONIO HERAS / JAÉN