"Quiero que me dejen tranquilo"
Sebastián M. C., el vecino de Bedmar que vive junto a su esposa, amparado por la Justicia, pese a tener una orden de alejamiento, asegura que quiere que lo dejen tranquilo, "porque su mujer lo ha perdonado". No se siente un delicuente. Antonia, su mujer, sostiene que le "daba mucha lástima" que estuviera tirado como una colilla. La sentencia ha generado mucha polémica en el ámbito político y jurídico. “Es una sentencia intolerable”. Es el calificativo utilizado por la coordinadora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer, Beatriz Martín, para referirse a la decisión de la Audiencia de permitir a un maltratador volver a su casa junto a su esposa porque no tiene “donde ir”. “Lo primero que tengo que decir es que esta decisión pone en grave riesgo la seguridad de esa mujer”, añade. Y es que la responsable de la Junta de Andalucía recuerda que Sebastián M. H., el anciano de Bedmar, ya estuvo en prisión por varios delitos de malos tratos y de quebrantamiento. “Hay un riesgo objetivo de que vuelva a hacerlo”, sostiene Beatriz Martín. Al hilo, aclara que este caso le recuerda a lo sucedido con la granadina Ana Orantes, que en 1997 fue quemada por su marido después de denunciar en un programa de televisión los malos tratos continuados que venía sufriendo por su pareja.
De esta forma, la coordinadora del IAM se une a las críticas vertidas por la fiscal encargada del área de Violencia contra la Mujer, Gracia Rodríguez Velasco, contra la sentencia de la Audiencia Provincial. Esa resolución anuló una condena a un vecino de Bedmar, de 78 años, al aplicarle la eximente de “estado de necesidad”. El magistrado Pío Aguirre, el ponente de la sentencia, entiende que hay determinadas condiciones que deben tenerse en cuenta en este caso: son los 78 años del hombre y “su deterioro físico y psíquico percibido a través de vídeo de juicio oral”. Además, el tribunal también destaca “el interés de su esposa en convivir con él, en recogerlo, según sus palabras, dado que no tenía dónde ir y viéndolo todos los días deambulando por el pueblo”. Ambos habían convivido juntos por estas circunstancias, a pesar de la prohibición que pesaba sobre él. Sebastián M. H. había sido condenado en, al menos, tres ocasiones por delitos de malos tratos y quebrantamientos de condena. Llegó a ingresar en prisión, según confirmó ayer la Fiscalía. Ya no tiene causas pendientes con la Justicia.
