Querer no es consentir

Por eso la señora de Baltimore que infló a collejas a su hijo en plena calle por tirar piedras a la Policía en una protesta se ha convertido ya en la madre del año en Estados Unidos. Su actuación espontánea es la viva imagen de lo que debería ser la reacción normal de un padre en determinadas circunstancias, pero no lo es. En muchos casos hay que confesar que estamos a años luz. La sociedad permisiva cría hijos sin sentido de la responsabilidad, mimados y prepotentes.

Querer no es consentir. De tanto protegerlos hacemos de ellos unos verdaderos tiranos. De ahí que las denuncias de padres hacia sus hijos por maltrato tanto físico como psicológico han crecido de manera exponencial en los últimos meses. Es preciso replantearse el modelo de educación que se imparte en esas familias en las que la agenda la determinan los hijos y los padres solo intentan acomodarse a ella como mejor pueden. Son pequeños grandes déspotas, el centro de atención, que dirigen a sus progenitores como marionetas.

Y, paradojas de la vida, hay que decir que menuda suerte que ha tenido la madre esta americana de no vivir en Jaén, porque ahora mismo tendría que estar dando explicaciones delante de un juez. Como el caso de la madre de Pozo Alcón, condenada a 67 días de prisión y a más de 400 días de alejamiento de su hijo por darle una bofetada. Al final, el Gobierno luego le concedió parcialmente el indulto. Aquí, en lugar de alabar a los padres que se preocupan por encauzar a sus hijos y no juegan a ser sus colegas, los metemos en la cárcel o los criminalizamos a la primera de cambio. El mundo al revés.

El día de la madre será todo lo comercial que se quiera, pero si alguna vez hizo falta reivindicar el papel de ella en la familia es ahora. Sonará a tópico cien por cien, pero madre no hay más que una. Felicidades, mami.

Publicado en la edición de Diario JAÉN del domingo 3 de mayo de 2015, en la sección "Pongamos por caso"