Queremos otra Europa

Los que creen que las cosas se deben hacer de otra forma están en la obligación de expresarlo. Además deben contribuir a crear las circunstancias adecuadas y la organización para los procesos de cambio. Hay que decir a las claras que los ciudadanos pueden construir su presente y pueden decidir.

    29 mar 2013 / 10:03 H.

    Cuando vemos disminuir nuestras rentas, nuestro bienestar no podemos conformarnos con asimilar el discurso neoliberal dominante. No es verdad que solo se pueda hacer lo que se hace, que sea inevitable, que las cosas son así, que los mercados, la globalización, Europa no permiten tomar decisiones. No es verdad. Nuestra Europa no puede ser más que un engendro que han creado unas élites empresariales y financieras que querían un mercado y una moneda común. El aspecto monetario y financiero ha relegado a lo simbólico el resto de aspectos económicos que interesan a la gran mayoría de ciudadanos. Se ha construido una Europa de la desigualdad entre regiones, se ha apostado por la competencia y no por la colaboración entre sus países. Se intenta enfrentar a los trabajadores de unas zonas y otras de Europa, se miente diciendo por ejemplo que los trabajadores alemanes pagan a los del sur de Europa que tienen mayores beneficios. El Banco Central Europeo tiene entre sus objetivos primordiales controlar la inflación, esa pesadilla de los banqueros que no quieren que el dinero pierda valor. Tenemos un Banco Central Europeo que no puede comprar deuda pública a los Estados, cuya financiación está en manos de aquellos cuyo negocio es generar más deudas, o sea, los bancos. No creo que sea inevitable y que solo se pueda atacar a las clases populares de Europa con los recortes salariales, las reformas laborales, con la disminución del gasto público, la privatización de las cajas. Se puede construir otra Europa más democrática y con una estructura política superior, un Estado. Otra Europa cuyas instituciones no estén controladas por las grandes empresas y el capital financiero. El Banco Central Europeo tendría que ser eso, un Banco Central y rendir cuentas al Parlamento Europeo que es quien tendría que aumentar su poder de decisión en política económica. No se puede posponer más un sistema fiscal europeo progresivo y unificado. Además de atacar de una vez y prohibir los paraísos fiscales (ejemplos como los de Chipre o Malta son de opereta). Hay que controlar los capitales y poner impuestos a las ganancias, a los bancos y a las transacciones de los especuladores. Lo que está claro es que alguien debe ceder o perder; no sé en qué libro sagrado está escrito que la gran mayoría de la población debe empobrecerse sin límite para mantener la incesante avaricia de una minoría privilegiada.

    Miguel Ángel Olivares es escritor