Quejas por el continuo corte de la calle Portillo

Los vecinos de la calle Portillo llevan desde el pasado mes de diciembre con la vía cortada. Las vallas previenen del peligro que suponía una antigua casa que ha estado en ruinas, hasta que, desde hace dos semanas, fue derribada.

12 ago 2015 / 09:27 H.

Más aliviados, los miembros de la familia cuya vivienda colinda con la ya inexistente, se quejan de todo el tiempo que han tenido que soportar las molestias ocasionadas por este inmueble. “Llevamos con la calle cortada desde diciembre, de hecho, en marzo los operarios colocaron unas vallas fijas porque las anteriores las retiraban”, cuenta la vecina María de la Peña Sánchez. Y es que las cuatro familias que residen en esta recoleta travesía que conduce hasta las espaldas de la Catedral llevan cerca de un año sufriendo los inconvenientes de no poder acceder a sus hogares con normalidad. “Algunos pueden entrar por otras puertas, pero a nosotros nos fastidia porque tenemos que subir la cuesta con la carga de la compra. Además, ha sido una molestia para las personas mayores”, detalla.

Aunque la vieja casa ya no existe, la calle sigue cortada por la maquinaria. “Los escombros los han metido en el solar, pero hay un olor muy desagradable”, indica Sánchez, quien expresa su alivio tras la demolición de la construcción. “Aquello era un peligro y había gente que se metía de ‘okupa’, otros que se llevaban objetos del interior o niños que entraban a jugar”, cuenta la vecina.

Por su parte, el presidente de la Asociación Arco del Consuelo, Antonio Lozano, se muestra cauto ante el derribo y exige al Gobierno local una mayor vigilancia del solar. “Hace un tiempo registramos en el Ayuntamiento un escrito denunciando el tema de la casa y de la calle en concreto. Finalmente, me contestaron desde la Gerencia de Urbanismo que estaban haciendo gestiones, aunque no podían actuar porque era de particular”, recuerda Lozano. No obstante, el representante vecinal incide en que el momento y el contexto obliga a ser muy exigentes. “Nos alegramos de que hayan desaparecido las ruinas, pero esperamos que se tomen medidas para que ese derribo no dé paso a un solar abandonado y sea un nido de basura a los pies de la Catedral, que espera ser declarada Patrimonio de la Humanidad. Pedimos una inspección periódica hasta que se haga una nueva construcción, si se hace, o se convierte en una zona de esparcimiento y no pase como el que está al lado”, reivindica Antonio Lozano.