Que se jodan otros

Los que pertenecemos a la bancada del 'que se jodan', o sea la mayoría de los españoles, hemos interpretado las palabras de la hija del afortunado jugador de lotería y feudal señor castellonense Carlos Fabra como un 'que se jodan' los que no pertenecen a la privilegiada casta política, ese especie de seres superiores con derechos concertados y deberes a justificar, que unas veces con una rosa en el puño y otras con una gaviota oteando el paisaje marino, dicen que nos gobiernan cuando en realidad lo que hacen es simplemente jodernos.

    05 sep 2012 / 15:18 H.

    Por eso, y aún comprendiendo, que Rajoy obligado por Europa y presionado por la escasez de calderilla haya tomado medida a nuestros cuellos para hacernos una camisa estrecha le hemos de decir que no nos parece suficiente y que para sastre ya tenemos al valenciano aquel que hacía los hábitos de Camps. A Rajoy, que me parece un gallego decente le han faltado “güevos” para hacer que el sacrificio sea más tolerado y mejor comprendido por la mayoría de los “jodidos”. Hubiera sido más aplaudido si a partidos, patronal y sindicatos los hubiera dejado en la mitad de las subvenciones o simplemente a cero pues debería ser norma que esas instituciones se financiaran con las cuotas de sus afiliados. Igualmente las iglesias sean del signo que fueren tampoco deberían recibir del Estado ni un solo euro. Y se echa en falta plantarle cara a los ricos de las sicavs que si amenazan con llevarse sus dineros fuera de España se les debe responder que sí, pero tras pagar un elevado canon por el traslado de esos fondos. Y tendría que haber explicitado más que la profesión de político dejará de ser una canonjía y un refugio de mediocres y limitar su número de ejercitantes y la cuantía de sus remuneraciones. Y con el desglose de los presupuestos en la mano barrer de un plumazo tanta subvención a actividades y oenegés encubiertas que reciben fondos del Estado para actividades cuya lectura de enunciados resulta hilarante. Y no permitir que se compren con dinero público cargos en el exterior para políticos cesantes. Y limitar en la administración central, en la autonómica, en diputaciones y Ayuntamientos esa pléyade de jesuseros (los que dicen Jesús cuando el jefe estornuda) que bajo el nombre de asesores no asesoran pero sí cobran. Y decirles a la cara a los que han saqueado bancos y cajas llevándose indemnizaciones millonarias que las devuelvan o a ahondar en el por qué y si preciso fuere a la trena. Y a los de los Eres no jalearlos con eles sino sentarlos ante la Justicia y ver en qué se gastaron los cuartos. Y menos coches oficiales y menos tarjetas de crédito de libre disposición y menos señoras de cargos llevando los niños al cole en coches que pagamos todos y más control de las actividades negras que no tributan. Y eliminar de una vez tanto órgano inútil, tanto refugio de personajillos de medio pelo y para qué seguir si necesitaríamos todo el periódico para decirle a Rajoy que empiece a joder a otros un poquito que los jodidos de siempre siguen estándolo y encima con escasas esperanzas de dejar de estarlo.
    Julio Pulido es empresario