06 oct 2014 / 10:30 H.
Con el auge de Podemos y otros Movimientos sociopolíticos, los dos grandes partidos del espectro, entendido por su número de cargos electos, han puesto en el candelero la palabra populista. El término populismo no existe en nuestro diccionario, mera información. Daremos por bueno, y ya es generosidad, que puede ser un término referente a lo popular, del pueblo. Así, podría referirse a todo aquello que emana del pueblo; bienvenido sea pues todo aquel que lo aglutine. Pero PP y PSOE utilizan el término, que no existe, de manera peyorativa. Lo último que he escuchado es que el populismo, refiriéndose a IU y Podemos, es hacer promesas para no cumplirlas, sabiendo que son inviables. Esta idea refresca mi memoria. Recuerdo al populista González y la OTAN, Solchaga y sus 800.000 empleos, Boyer y el no se privatizará, todo un PSOE republicano loando al Rey. En tiempos más recientes, los más voceros contra el populismo, los del PP, prometiendo pleno empleo, bajada generalizada de impuestos, ningún recorte en el Estado de bienestar. Pero claro, esto no es populista, lo hacen ellos. Pensar que la verdad reside en uno mismo es de imbéciles, y pretender que lo propio sea eterno, de ilusos. Lo peor, como al poder económico y mediático le interesa que nada cambie, dan tiempo y espacio al discurso unilateral de ambos para desprestigiar todo aquello que, por lo visto y oído, no entienden. Otro argumento muy utilizado es lo parecido, según sus propios criterios, de estos movimientos a ciertas repúblicas de la América hispana. El populista venezolano, salvo cuando nos compra armas, o el boliviano, ecuatoriano. Lo más curioso de todo, que el punto de inflexión se produjo con el Movimiento 15M. ¿Recuerdan? Aquellos perroflautas, descerebrados y gente de mal vivir que acamparon en Sol soñando con un futuro mejor. Aquellos, señores del PP y PSOE, eran ciudadanos, catedráticos, estudiantes, jubilados, desempleados; gente harta, descontenta discutiendo y alzando su voz. Pronto se cansarán, vaticinaban los grandes próceres. Y hete aquí, sin cansancio y organizados.