"Justicia, pero no por mi puerta y menos para un párroco"
Desde TORREDELCAMPO. Observo desde hace unos días al párroco de mi parroquia, San Bartolomé de Torredelcampo, triste, decaído, desconsolado, disimulándolo todo con su sonrisa. Pensaba que esta situación se debía al cansancio de todos los preparativos que conllevan las comuniones, bodas, procesiones, para la cual se entrega en cuerpo y alma, ya que es una parroquia que tiene mucho trabajo y todo lo lleva él solo. Lejos de la realidad, mi sorpresa fue cuando Luis Juan Gallardo me comunicó que le obligan a irse de nuestro pueblo.
¿Pero quién toma esta decisión? Pues un grupo de personas perfectamente identificadas que han ido a hablar con el señor obispo diciendo calumnias sobre nuestro cura. Mis preguntas son: ¿Qué quieren estas personas de dicho párroco? ¿Cómo el señor obispo ha consentido que hablen así de él siendo un hombre humanitario, generoso, amable, querido por todo el pueblo y que incluso ha cambiado la forma de trabajar en nuestra parroquia, mejorándola y que ha acercado a los jóvenes y niños a la iglesia. ¿Cómo un señor obispo se puede creer tales imputaciones maliciosas y de mala fe de estos fariseos? En los años que tengo, siempre he sabido de la importancia de un cura en una comunidad cristiana en la que, sobre todo, aprendemos a estudiar y cumplir los mandamientos. Pero las personas que lo están destruyendo a sus espaldas poco tienen de cristianas, y eso que dan “catequesis”. También pienso que no hay compañerismo entre sacerdotes. ¡Qué hacéis que no lo defendéis sabiendo como persona y sacerdote las condiciones que tiene! Algunas veces no vale solo con hacer una llamada de consuelo, hay que defenderse de las injusticias ya que todos estáis en el mismo barco. Señor obispo, desde aquí le hago una pregunta: ¿Por qué usted no recibe a los colectivos de la parroquia (Cáritas, cofradías y hermandades, etcétera) para que puedan explicarle que todas las calumnias que se han vertido sobre él son falsas? Esas personas, que ni siquiera son naturales de Torredelcampo, quizá se salgan con la suya y Luis Juan se vaya, pero él contará con el apoyo y el cariño tanto de los torrecampeños como con el cariño de las personas del pueblo a donde vaya. No podemos decir lo mismo del grupo de personas que han obrado de tan mala fe, pues serán señaladas por todos. Hace 2.000 años se cometió una injusticia con Nuestro Señor Jesucristo, hace 42 años con Celedonio Cózar y ahora la historia se repite, pero esta vez, por lo menos, vamos a luchar. ¿Por qué en este mundo siempre ganan los traidores y las malas personas? Conclusión: siempre son los mismos cobardes.
MARÍA del Carmen Chica Galán