"En la Sábana Santa hay patologías que se desconocían en el Medievo"
¿Es auténtica la Sábana Santa? ¿Envolvió realmente el cuerpo exánime de Cristo? A un mes de la Semana Santa, estos fueron algunos de los interrogantes que el catedrático de Microbiología José Liébana planteó, ayer, a los cofrades ubetenses en una ponencia en la que aseguró que el sudario “es un tratado médico” de la Pasión que se corresponde con los conocimientos del siglo XXI.

Cuenta que, cuando iba a comenzar los estudios de Medicina, en la Facultad de Granada, Juan Montijano Chica, un sacerdote de su Torredonjimeno natal, le regaló un libro. Versaba sobre la Sábana Santa y le lanzó: “Como futuro médico, esto te puede interesar”. De eso hace “cuarenta años” y, desde entonces, el catedrático de Microbiología de la Facultad de Medicina de Granada, José Liébana Ureña, no ha cesado de investigar y de disertar sobre uno de los objetos que más controversia ha despertado a lo largo de la Historia del hombre: el sudario en el que fue envuelto Jesucristo cuando murió. Ayer, lo hizo en la sala Julio Corzo, del Hospital de Santiago, en el marco de una conferencia que surgió a tres bandas de la colaboración entre la Unión de Cofradías de Úbeda, Diario JAEN y Diez TV.
Presentado por Jesús Casas, vicepresidente del colectivo cofrade, que destacó la trayectoria curricular del catedrático, y con la presencia del gerente de DIARIO JAEN, S. A., Tomás Roldán, Liébana Ureña habló sobre la Síndone y la Pasión de Cristo como médico, pero también “como creyente”, y planteó a su auditorio una serie de cuestiones científicas que lo dejaron boquiabierto. En primer lugar, hizo un recorrido por algunos de los estudios que corroboran la autenticidad de la Sábana. No obvió la prueba del Carbono 14, que dató el sudario entre los años 1260 y 1390. Es decir, en la Edad Media. Sin embargo, ofreció elementos y teorías igualmente doctas que cuestionan los resultados del C-14. Para ello, recurrió a la Palinología —una ciencia que se encarga de la identificación de los pólenes y que permite conocer los lugares en los que ha estado una prenda— y al científico Max Frei, que, en 1973, encontró pólenes de 28 especies que confirman un itinerario del sudario desde el Neguev (Israel), pasando por el Mar Muerto, Constantinopla y Francia, para recalar en Turín, donde se halla en la actualidad. Pero, fundamentalmente, Liébana Ureña basó su exposición en la Pasión de Cristo y en su traslación en la Sábana Santa. En la Síndone —aseguró—: “Yo contemplo patologías médicas y quirúrgicas que no se conocían en la Edad Media y que hay que ver con los ojos y los conocimientos del siglo XXI”. “Cuando los Evangelios dicen que, en la Sábana, había agua mezclada con sangre, se refieren realmente al suero que resulta de la sedimentación sanguínea existente en la aurícula derecha y presente en cadáveres recientes”, explicó. Y no fue la única “sorpresa” que reveló a sus oyentes. Otro factor que demostraría la autenticidad del sudario de Turín es la disposición de la sangre. “Se remansa en la cintura y eso se ve en la Sábana Santa. Es muy raro que alguien plasmara esos detalles en el siglo XII”. Pese a todo, desde la objetividad que se le presume a un científico, el catedrático ni negó ni confirmó la autenticidad o la falsedad de la Sábana. Dejó un final abierto para que cada cual extrajera sus propias conclusiones. Nuria López Priego / Jaén