"Chefs" que miman los paladares de sus familias
Pepi Galera
La celebración de la Navidad en prácticamente todos los hogares jiennenses se hace en torno a una mesa. Las familias se reúnen al completo cada año, ya sea por Nochebuena, Navidad o Nochevieja, para compartir diferentes manjares que no se comen en otras épocas, o al menos en tal cantidad y todas a la vez. Aunque las costumbres han cambiado mucho en los últimos años al ritmo de la sociedad, esta es una de las tradiciones gastronómicas que mejor se conservan.
La celebración de la Navidad en prácticamente todos los hogares jiennenses se hace en torno a una mesa. Las familias se reúnen al completo cada año, ya sea por Nochebuena, Navidad o Nochevieja, para compartir diferentes manjares que no se comen en otras épocas, o al menos en tal cantidad y todas a la vez. Aunque las costumbres han cambiado mucho en los últimos años al ritmo de la sociedad, esta es una de las tradiciones gastronómicas que mejor se conservan.
La provincia de Jaén tiene como ejemplos gastronómicos más arraigados para estas fechas platos como el pollo o el pavo en pepitoria, los rollos de carne y postres como los nochebuenos, las yemas de batata, los regobeos y los borrachos. “Estos son postres muy generalizados en casi toda la provincia para estas fechas”, explica el experto en gastronomía, José Oneto. Además de esta costumbre de reunirse para comer, muchos disfrutan más con los preparativos de estas cenas, reuniones familiares improvisadas en la cocina. “Una de las cosas que mejor recuerdo de mi infancia es ayudar a mi madre a preparar los pestiños o borrachuelos, como se les llama en mi pueblo, Torreperogil. Ahora, es ella la que los sigue haciendo siempre y me gusta acompañarla con mis hermanas. Son momentos muy buenos los que se comparten en la cocina en Navidad”, cuenta la presidenta de la Asociación de Mujeres La Muralla, Clara Peñuela Sánchez. Momentos como estos también recuerda en su infancia Mari Carmen Gámez, directora del grupo de teatro “La Paca”. “En esta época, en mi pueblo, Pozo Alcón, se hacían los chorizos. Eran jornadas en familia en la que cada uno intentaba meter la mano donde podía. Recuerdo que siempre era mi abuela la que decía échale de esto o de lo otro. Esta es una de las costumbres que me da pena que se estén perdiendo”, destaca.
Muchos de estos platos, tan arraigados en la cultura gastronómica, con el paso del tiempo y el cambio de los ritmos de trabajo y vida han ido cambiando. Son recetas que, a la hora de prepararlas, aunque conservan su esencia casera, se han simplificado mucho. “Antiguamente, la receta de pavo trufado implicaba desplumar al pavo con agua caliente después de matarlo, rellenar la piel, cocerlo durante cuatro horas y prensar lo con una bombona vacía durante toda una noche”, cuenta el vicerrector de Tecnologías de la Información y la Comunicación de la Universidad de Jaén, Francisco Roca. “Esta es la forma en la que preparaban esta receta mi bisabuela, que tardaba dos días en preparar la cena de Navidad. Ahora, se ha simplificado mucho el proceso y, en unas horas, se puede hacer”, añade. Esta visión es también compartida por la presidenta de Jafarco, María Jesús Oya Amate: “En casa siempre hemos comido para Navidad pollo en pepitoria, pero la receta es demasiado laboriosa y, al añadir más platos ligeros al menú, decidimos cambiarlo por la pierna de cordero como plato fuerte”.
Aquí, once personajes de la sociedad jiennense presentan sus platos favoritos para estas fechas. Son políticos, representantes de asociaciones, de colegios profesionales, empresarios, docentes y actores que se ponen manos a la obra para explicar cómo son los platos que han marcado las Navidades de su infancia o aquellos sabores que les recuerdan esta época del año. No son cocineros profesionales y, en la mayoría de los casos, sus obligaciones profesionales no les dejan tiempo para ponerse un delantal y meterse en la cocina, para practicar esta afición. Miguel Ángel García Anguita, portavoz municipal del Partido Popular, por ejemplo, cuenta: “Los fines de semana, cuando tengo más tiempo liebre, aprovecho para intentar cocinar para mis hijos. Les encanta que les haga platos como el arroz a la cubana o pizzas caseras. Nunca le he dedicado mucho tiempo a la cocina, pero me atrae”. Mari Carmen Gámez es otra de estas trabajadoras que sacan cualquier hueco para meterse en la cocina, una actividad que para ella está dividida entre la afición y la obligación: “Entre el trabajo y los dos niños me queda poco tiempo, por lo que aprovecho por la noche, cuando ya se han dormido para hacer la comida del día siguiente. Si me ven los vecinos hacer lentejas a las doce de la noche, van a pensar que estoy loca”, cuenta divertida.
Otros, como es el caso de Luis Carlos García, presidente de Ferias Jaén y la Federación de Empresarios del Turismo, por su profesión están más cercanos a la hostelería y la cocina forma parte casi de su vida cotidiana. “Mi trabajo me hace estar más cerca de la cocina, aunque no practico todo lo que me gustaría. Cuando puedo, intento sacar un hueco para cocinar para mi familia”, dice el empresario.
En definitiva, todos son sabores tradicionales que, con más o menos acertada mano, se comparten en familia.