Puerta grande al son de La Morenita

En Andújar se triunfa al son de La Morenita. Ya era noche cerrada cuando David Valiente daba la vuelta al ruedo tras cortar los dos trofeos al sexto. Llevaba en los brazos a su hija, Martina, cuando la banda de música tocaba los sones de la Señora de la Cabeza. El Cordobés y Miguel Abellán lo esperaban al hilo de las tablas. Minutos después, los tres toreros fueron levantados en hombros para salir por la puerta grande en una tarde entretenida ante una corrida de Román Sorando que dio mucho y solo tuvo el lunar del primero.

08 sep 2014 / 10:32 H.


El Cordobés estuvo en Andújar a “cámara lenta”. Al que abrió plaza lo toreó despacio a la verónica y lo remató con una gran media. En cambio, el animal no tuvo buena condición. Siempre quiso topar con los engaños y le costó desplazarse. El cuarto fue otra cosa. El astado estaba bien hecho. Salió por los toriles y entró por los ojos. El Cordobés se fue decidido y lo lanceó con gusto y temple. Empezó con la franela con una serie de una docena de muletazos. El animal no se cansaba de embestir y, además, cogió pronto los vuelos de la franela a la velocidad que marcaba el diestro, que era muy lenta. Dio buenas series en redondo antes de coger la izquierda. Primero, con la ayuda de la espada. Luego, al natural para acabar totalmente de frente. Estaba tan a gusto el diestro que ni quería hacer el salto de la rana. Al final, sucumbió a la petición. Fue antes del lío. Indulto sí o indulto no. Mátalo y no lo mates. Y se llevó dos avisos y la amenaza del palco de echarle el toro al corral. Cortó dos orejas y al toro, de nombre Narigón, se le dio, finalmente, la vuelta al ruedo.
A Miguel Abellán da gusto verlo. Puro y estético. Sentido y con mucha verdad. El capote lo mueve fácil y se encaja de verdad. Baja las manos y se gusta. Además, dejó buenas chicuelinas antes de llevarlo al caballo. Con la muleta, un gran espectáculo. Hizo lo más bello de la tarde. Inició la faena con un imponente trasteo por bajo antes de tirar bellas curvas en redondo totalmente encajado. Aguantó parones y miradas antes de dar tres naturales enormes y acabar con el abaniqueo de José Fuentes. Hizo guardia al entrar a matar y solo logró un trofeo. Con el quinto, Miguel Abellán exhibió gusto y claridad de ideas. Bellos cambios de manos y circulares. Además, le bajó la mano y le exigió arrastrando la franela. Cuajó otra bella faena. Otra vez, el mal uso de los aceros lo privó de un mayor triunfo. Se llevó una oreja.
A David Valiente se le nota que torea poco, pero esto lo suple con muchas ganas. Con el primero anduvo más dubitativo. No obstante, lo recibió con dos afarolados de rodillas y con una larga cambiada en la que tuvo que tragar porque el toro se le paró a escasos metros. Con la muleta, dudas en la colocación le hicieron echar el paso atrás en más ocasiones de lo que le habría gustado. Cuando un torero está parado, se nota. Con el sexto fue otra cosa. El toro no era fácil, pero Valiente aquí brilló. A poco que mató uno, el iliturgitano se orientó y sacó tauromaquia. Lo toreó en redondo con ganas y poder y, esta vez, sí asentó las zapatillas y se encajó. Su gente lo captó enseguida y calentó el tendido. Cortó dos orejas. Estuvo al nivel de la tarde, que no era sencillo. Lo de Valiente tiene mérito. Por eso, disfrutó de su vuelta triunfal al son de La Morenita.