Próxima parada, elecciones generales

El próximo domingo los ciudadanos tenemos una cita en las urnas en un proceso democrático, llamado elecciones generales, en el que el pueblo delega su poder soberano eligiendo a sus representantes en el Gobierno.

    15 nov 2011 / 10:23 H.

    Los partidos políticos destinan todos sus esfuerzos a  vender la mejor imagen, sus mejores intenciones, pidiéndonos nuestro voto a modo de confianza, haciéndonos ver que poseen la fórmula mágica para sacar a nuestra nación de la crisis, sin necesidad de llevar a cabo recortes sociales y manteniendo el desgastado estado de bienestar. Los mejores expertos en marketing, se ponen al servicio de los partidos con el objetivo de convencer al electorado, cambiando votos por poder, sin evitar el riesgo de confrontarnos, como si unos poseyeran valores diferentes a los otros. En la actualidad se discute sobre si realmente la democracia llega a todos los estamentos de la sociedad. El influjo partidista, más que político, absorbe los tres poderes, y el elector percibe pocas diferencias entre la política de unos y otros. Por ello, gran parte de la población se siente identificada con el movimiento de los  “indignados”, que reivindica a modo de lema una “Democracia Real Ya”, como idea contraria a esa actual confusión entre partidos y poderes. En una sociedad en el que el único factor que permanece estructural es el cambio, en el que las nuevas tecnologías fomentan la comunicación como nunca, donde todos informan a todos, donde el ciudadano posee el principal factor de producción entendido como el conocimiento, con internet como herramienta de trabajo, debemos plantearnos una democracia con sistemas electorales más justos, más efectivos, apostando por la transparencia y con una participación más directa, sin tener que esperar la eternidad de cuatro años para premiar o castigar una actuación. Cierto es que diseñar políticas a través de referéndums sería un proceso costoso e interminable,  pues nunca se tiene suficiente información, y la que se tiene no siempre es fiable. Muy al contrario los sistemas evolucionan hacia modelos más tecnócratas y, así, al frente de países se instalan gestores para que administren las decisiones de otros. En el caso de Grecia e Italia, son prestigiosos economistas, como Papadimos y Monti con una trayectoria más técnica que política, los que han sustituido a los líderes de la comunicación e incapaces en la gestión, como Papandreu y Berlusconi. Se trata de sustituir la ideología por la gestión, en un entorno en el que los mercados vencen a la política. Con una autoestima por los suelos, sólo saldremos de esta situación si creemos que somos los mejores, lo que supone una visión común y un cambio en el estado de ánimo. Pero el cambio no es responsabilidad de una élite, sino de toda la ciudadanía. Necesitamos estamentos que fomenten el talento creativo, que transformen el voto en acción, y mediante herramientas democráticas, al indignado en comprometido.
    Rafael Peralta es economista