Protección sobre el agua

En noviembre, la Comisión Europea aprobó el “Plan de Acción para la Salvaguarda de los Recursos Hídricos de Europa”. Miedo me da cada vez que oigo palabras como “salvaguarda”, “protección”, “control”, “aprovechamiento”,”defensa”, “utilización racional”, “mejora”.

    13 jul 2013 / 09:09 H.

    Véase la web de Somajasa, la gestora el agua en Jaén, o sea que no nos pilla desprevenidos el Plan europeo en el que se habla de “gestión eficaz”. La Consejería de Salud y la Diputación de Jaén organizaron en abril pasado unas jornadas divulgativas sobre “vigilancia y control del agua”. No cabe la más mínima duda: nos van a sangrar. Si nuestro organismo está compuesto, en más del ochenta por ciento, de agua, pagaremos con creces el porcentaje correspondiente como tributo de mantenimiento por persona física. Viniendo de instituciones que funcionan como instrumento de las grandes corporaciones financieras, con inversiones en todo aquello que cubre y genera necesidades propias del y para el ser humano, sobre todo occidental, es decir, productos creados como de primera necesidad, pero que realmente suponen una trampa tributaria de la que es casi imposible salir, el valor del agua, como símbolo de vida, no es considerado un bien común al que las instituciones más cercanas al ciudadano puedan proteger. Desde hace poco más de un año, la Consejería de Medioambiente de Andalucía cobra un impuesto sobre el agua, añadido al municipal, por “mejoras en infraestructuras”. Alguien tendría que explicar en qué consisten esas mejoras, porque si no, huele a impuesto revolucionario de pacotilla. ¿Cómo se come que en el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, el segundo Parque Natural más protegido de Europa, con una mayoría de municipios supuestamente “ecológicos”, la mierda residual vaya a parar directamente a los ríos cristalinos? Lo gracioso es que por ello, cada municipio paga a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir una media de 10.000 euros anuales. Sin embargo, de las veinticuatro depuradoras existentes en el Parque Natural solo funcionan dos. ¿Puede alguien indicar dónde van a parar esos impuestos? Me da en la nariz que el estrangulamiento económico de los ayuntamientos, incapaces de mantener una “gestión eficaz”, los convierte en carne de servidumbre para las grandes multinacionales, a quienes les están allanando el terreno desde el gobierno europeo.

    Guillermo Fernández Rojano es escritor