Prospecciones en aguas de Canarias
Este agosto está resultando extraño en lo que a noticias se refiere. De ser un mes en el que no pasa nada, con culebrones insulsos con los que llenar los informativos, he de reconocer que no vamos a aburrirnos. Me refiero a la decisión de aprobar las prospecciones en aguas canarias y, en concreto, a la reacción que ha tenido hace unos días el Gobierno canario en relación a esos proyectos de una multinacional petrolera.
Se les ha explicado el incremento de riqueza que para las islas representaría el hallazgo de petróleo en aguas canarias, los puestos de trabajo que generaría, las exenciones fiscales que tendrían los canarios, por no hablar de que las plataformas estarán situadas a unos setenta kilómetros de la costa, por lo que apenas se podrían divisar desde la orilla a no ser con unos prismáticos de gran precisión y puede que ni con eso. Pues bien, pese a todo, el presidente canario, Paulino Rivero, amenazó el otro día con romper relaciones si el Ejecutivo de Mariano Rajoy seguía en sus trece sobre este asunto. No me lo explico. Me temo que el Gobierno canario está jugando un juego bastante peligroso. No quiero pensar mal, pero allí cerquita tiene a su vecino Marruecos, al que seguro que le gustaría encontrar petróleo por aquellos lares. Así que yo solo digo que, muchas veces, pensar mal es acertar.