Preparar la Cuaresma
Este invierno parece que es algo mas frío. Hemos tenido un poquito de todo: Lluvia que limpia y purifica el ambiente y nieve que, como dice el refranero, “año de nieve año de mieles, esperemos que se nutra la buena tierra para que pueda germinar el grano maduro que al calor de la luz en la próxima siembra haga una cosecha buena y abundante”.
Se aproxima el tiempo de purgación, reflexión, de interiorización y manifestación de la fe recibida como herencia de nuestros predecesores. Todo ser humano en un momento de su vida tiene hambre y sed del que todo lo ha creado y que por esa razón de hijo recibe su dignidad, no hay exclusión de clases sociales ni castas ni ideologías ni conductas sociales que nos esclavizan en un mundo que se busca y reivindica la libertad. Sin embargo, la persona busca la armonía que dé sosiego y paz. En estos días de cuaresma es buena fecha para recapacitar y encontrar el equilibrio para poder rectificar y ordenar nuestra vida. Vemos que el mundo esta desengañado y que necesitamos saber y creer en lo perdurable y en la verdad, el mundo tiene hambre y sed Dios y que solo lo saciará el pan que da la vida eterna. Hay que airear nuestro interior y hacer esa limpieza a fondo que tanto necesitamos y que imbuidos en la epidemia de la permisividad y la comodidad nos resta lo que verdaderamente es tan necesario sentirnos hijos de nuestro creador y como hijos suyos volvemos a su amor de padre para dignificarnos recibiendo el nombre y apellidos de “cristianos”. Cuidar la fe y rememorar paso a paso la semana santa nos trae a través de Cristo el misterio de la Eucaristía, la plenitud del amor y la misericordia.
Ana María Gómez Sotoca / Andújar