Preguntas
Ana María Montoro Pérez desde Jaén. Soy madre de dos niños que cursan Sexto de Primaria en un colegio público de la zona norte de Jaén. El curso que viene tenemos el cambio a un instituto de Educación Secundaria y yo creía que iba a ser un mero trámite más, que solamente consistía en hacer la matrícula en el instituto que tengo a cinco minutos de casa y donde querían ir la mayoría de compañeros de mi hijo.
Mi sorpresa llegó cuando me enteré de que ese instituto solamente ofertaba 38 plazas y en nuestro colegio hay 100 niños que acaban Primaria, además no es el único colegio de la zona, también salen 15 niños de otro colegio cercano y otros tantos de otros dos centros que, aunque no tan cercanos, también están adscritos a este instituto. También es verdad que la administración pública, en este caso la Delegación de Educación, Cultura y Deporte nos ofrece otros dos centros más de Secundaria dentro de la zona, uno a unos 20 minutos de mi casa, cruzando aproximadamente cinco calles, alguna de ellas con bastante circulación, y otro centro que está entre los dos, en cuanto a distancia, y que acoge Secundaria, Bachillerato y Módulos, donde hay niños de 11 años (como mi hijo) y adultos de más de 20 años cursando estudios. Desde el primer día de la escolarización de mis hijos, cuando no tenían ni tres años, me he implicado mucho en la escuela, he trabajado conjuntamente con la comunidad docente por la educación de mis hijos, colaborando y aportando todo lo que estaba en mis manos, porque un colegio no solo enseña conocimientos, implica una educación integral de los niños como personas, y en eso los padres y madres no tenemos que mantenernos al margen, ya que es nuestro deber interesarnos y participar para que la formación sea completa y satisfactoria. También, antes de empezar el proceso de escolarización, los padres nos preocupamos de organizar visitas a los institutos de la zona, para conocer no solo las instalaciones sino también el proyecto educativo, los recursos y la población a la que dan cabida. Hay diferencias entre unos y otros, y cada familia optó por el que más cubría sus necesidades y sus inquietudes, algunas preferimos que solo tuvieran Secundaria, otros prefirieron que sus hijos no cambiaran más de centro y quisieron que el centro escogido contemplara también el Bachillerato, otros decidieron bien por cercanía, por el equipo docente o por los recursos proporcionados en cuanto a necesidades especiales (intérprete de lenguaje de signos o logopedas) de modo que cada familia presentó su solicitud en el instituto elegido. La mayoría la hemos presentado en el centro más cercano a nuestra casa, confiando en que ampliara su oferta de plazas, ya que cuando fue creado se le dotó de instalaciones y recursos para tres líneas. Sin embargo, nos encontramos con que no se puede abrir una tercera línea, de manera que muchos de nuestros hijos tendrán que repartirse por otros institutos, algunos en la zona y otros no sabemos dónde. Desde la administración nos aseguran una plaza en la zona, pero en un instituto que no nos convence porque no se adapta a las necesidades ni al perfil del alumnado. Mis preguntas son: ¿Por qué una niña que vive a 3 minutos de un centro de Secundaria se tiene que ir a otro que está a 20 minutos únicamente porque no tiene hermanos y no cuenta con esos puntos, y sin embargo, otra que vive fuera de la zona, al tener un hermano en un centro de Primaria adscrito si puede ir a ese instituto? ¿Por qué un niño que se está educando en la escuela pública, ahora tiene que cambiar a un centro concertado, porque le van a mandar a un instituto público que no es el adecuado en función de los criterios de la familia? ¿Por qué mi hijo tiene que llorar y decir que no quiere ir a ese instituto, donde en una visita, estando con adultos a su lado, lo insultaron y amenazaron? ¿Por qué hay algunos hermanos que van a estar en institutos diferentes? ¿Podrán los padres que estén en esta situación implicarse en los dos centros al 100% para tener un buen seguimiento en la educación de sus hijos? Tengo algunas más, una por cada uno de los niños que se quedan fuera de este centro de educación Secundaria. No hay ningún culpable, creo que es un cúmulo de circunstancias las que han hecho que se llegue a este punto, sé que desde la Delegación de Educación, Cultura y Deporte se está estudiando este tema y buscando soluciones, lo cual agradezco encarecidamente, porque entiendo que es muy complicado y les va a costar mucho trabajo cumplir con sus deberes como Administración y a la vez mantener contenta a la ciudadanía cubriendo sus necesidades. Solo pido que se reflexione y que se tenga un poco de voluntad para encontrar la manera más razonable de solucionar el problema.