Precipitación del Gobierno en la concesión de los 420 euros
La entrada en vigor de la ayuda excepcional de 420 euros a parados que no recibían prestación alguna ha puesto al descubierto la precipitación en su puesta en marcha y la falta de una información precisa tanto para los afectados por el desempleo como para los funcionarios de centros de tramitación que se vieron desbordados ante la avalancha de peticiones de los primeros días.
La medida, que está en consonancia con la línea de sensibilidad social que quiere demostrar el Gobierno en momentos de crisis con las capas sociales desfavorecidas, se hizo al margen de los sindicatos y tres días después de que se aprobara en Consejo de Ministros extraordinario comenzó a tramitarse. Ayer el presidente del Gobierno, ante la oleada de críticas de miles de parados de larga duración que se quedan fuera de esta subvención especial y de las propias organizaciones sindicales que la tachan de “discriminatoria”, dijo, en rueda de prensa, que se estudiará una posible ampliación de la misma. Un anuncio que tampoco acaba de entusiasmar al más de millón de parados que, sin percibir otra ayuda, están, en estos momentos, sin posibilidad de percibirla. Y es que en la comparecencia aunque Zapatero hizo hincapié en que se remodelaría de forma que ganara en eficacia también dejó claro la “dificultad” para que esta medida fuera retroactiva. Al margen de las mejoras que se puedan adaptar a esta subvención, el Ejecutivo pecó de precipitación y no aclaró desde el primer momento que este dinero sólo cubriría a un porcentaje de los desempleados de larga duración. A la necesaria iniciativa le faltó información, pero no se puede catalogar de insulto a los parados como desde las filas del Partido Popular se apresuraron a calificar. La ayuda de 420 euros es una medida sin precedentes y aunque no llegue a cubrir a todos los parados siempre suma como medida de carácter social y de apoyo a las familias.