Portero con bastón de mando en el Ayuntamiento de Rus
José Manuel Campos agarra el bastón de mando del Ayuntamiento de Rus con fuerza y seguridad. Desde hace cinco meses es el alcalde, después de obtener la mayoría absoluta en las pasadas elecciones municipales, en las que consiguió el 54,8% de los votos. Hasta ese momento, era conocido en el pueblo por su faceta como concejal de Urbanismo y Obras Públicas y por otra algo más desconocida, portero de fútbol. Este año, después de un tiempo sin equipo, el CD Rus ha vuelto a la competición senior con su alcalde como guardián de la portería local. No fue fácil convencerlo porque su nuevas obligaciones le roban mucho tiempo hasta tal punto de faltar a la mayoría de los entrenamientos. “No soy un ejemplo”, admite. Su pasión por el balompié le viene de pequeño. Empezó en el fútbol sala hasta que fichó por el Resur de Ibros, con 14 años. Posteriormente, volvió a casa para incorporarse al Rus y pasar una temporada por el Torreperogil. “Iba a colgar los guantes, pero me requirió el entrenador para que siguiera y le echara una mano a la gente joven”, declara.

Campos, nombre futbolístico del regidor, recuerda que su posición en el campo no fue una elección, sino un descarte. “De pequeño estaba algo gordito y ya se sabe dónde vas cuando tienes algo de sobrepeso”, rememora con humor. Sin embargo, no lo haría tan mal cuando en un torneo de las fiestas sorprendió a propios y a extraños con sus especiales cualidades a la hora detener penaltis. Hace unos años paró hasta cinco en otros tantos partidos de Liga, una marca que luce con orgullo. Técnico en Prevención de Riesgos Laborales y formador ocupacional, José Manuel Campos no sentía por la política el mismo gusanillo que por el fútbol, a pesar de ser nieto de un histórico del socialismo ruseño, Manuel Campos. De hecho, ni siquiera estaba afiliado al partido. Fue el anterior alcalde, Manuel Hueso, quien le propuso entrar en la vida pública. No tiene queja alguna de la afición que, al fin y al cabo, son sus vecinos. “Se portan bien, aunque a más de uno le resulta raro ver al alcalde en la portería”. Como el resto del equipo, compuesto por gente del pueblo y de la comarca, juega “por amor al arte”. “Aquí nadie gana nada. Estamos porque nos gusta el fútbol”, aclara. Y sobre el reparto de las subvenciones, el CD Rus es uno más. “No tiene una cantidad asignada en los presupuestos. El Ayuntamiento cubre con los gastos de los desplazamientos, de las fichas y poco más. Por suerte, cuenta con un buen presidente y, además, sacan su dinero con la barra que montan en las fiestas”. Las responsabilidades de munícipe le han impedido jugar dos encuentros. “Y porque me dejó el móvil en el vestuario, sino me veo dejando un partido a medias”, añade.
Dice que la remodelación del campo ha sido clave en el resurgir del fútbol ruseño, algo de lo que siente realmente satisfecho, más aún en un pueblo pequeño que depende de que “haya dos o tres generaciones de jugadores seguidas” para poder organizar una plantilla. Nunca le han expulsado de un terreno de juego, pero no por ser la máxima autoridad. “Soy muy tranquilo en el campo y protesto poco”. Por desgracia, al Rus no le marcha nada bien en la Tercera Andaluza. Es penúltimo con un solo tres puntos. Eso sí no es el equipo más goleado.