Porcuna vive su día grande con la Virgen de la Alharilla

Llegó el gran día. El que tanto los vecinos de Porcuna como de pueblos de alrededor esperaban como agua de mayo, mes que acoge una de las romerías más importantes de la provincia: la de la Virgen de la Alharilla.

11 may 2015 / 11:17 H.

Miles de fieles acudieron a la Aldea para ver a la Patrona, que el pasado verano recibió la Coronación Canónica Pontificia concedida por el Papa Francisco.

La jornada romera comenzó con el pasacalles de carretas y caballos por el centro de la ciudad, bajo la atenta mirada de miles de porcunenses que se arremolinaban en torno a la Carrera de Jesús. Tras el grupo de equinos y tractores, seguían los Caminantes, que iban hacia la ermita —como su nombre indica—a pie. El recorrido ha sido acondicionado, además, para los peatones.
Mientras, en el templo se sucedían las misas en honor de la Virgen de dos de las cofradías filiales procedentes de fuera, las de Escañuela y Arjona, ya que las de Lopera y Arjonilla se celebraron el día anterior, y se dio pasó a la recepción de las cuatro agrupaciones. La Alcaldesa Perpetua recorrió entonces su ermita a hombros de los anderos, acompañada por la música del coro de la cofradía matriz y de la agrupación de cornetas y tambores de la Virgen de las Angustias. Además, esta amenizó el pasacalles junto con la Banda Municipal.

Fue en torno a las cinco de la tarde cuando los peregrinos que esperaban a las puertas del Santuario recibieron a “su” Virgen de la Alharilla para procesionarla por el llano hasta el Humilladero. Los vivas, bailes y las salves del coro llenaron el ambiente romero por el recorrido, para agasajar a la Alcaldesa Perpetua, engalanada con un manto oscuro con bordado dorado. Estuvo acompañada por la Cofradía Matriz y las Filiales de Escañuela, Lopera, Arjona y Arjonilla, y sus agrupaciones musicales correspondientes, además de la de las Angustias.

El calor estuvo presente todo el trayecto, pero los fieles disfrutaron de momentos como los que se sucedieron en Casa Eligio o Casa Pepe Cobo, además de la sevillana de Jesús Serrano. Pero uno de los más destacados fue la llegada de la Virgen a su Santuario. Un momento que se vivió entre gritos de “bonita”, cánticos, efusivos aplausos y elevados vivas dedicados a la talla mariana. Así como de las lágrimas de los peregrinos y peregrinas que veían como retornaba a su templo, un año más, abarrotado por los fieles que no querían perderse la entrada de la Reina de la Campiña, que duró unos veinte minutos.