Por una Baeza independiente
Quizá le haya pasado inadvertido, pero hay un cargo público, universitario para más señas, que ha dimitido. Sí, es verdad, aunque no haya salido en “Sálvame”. Al ahora exvicerrector de la Universidad Internacional de Andalucía en Baeza (UNIA) le han tocado las cátedras. Creíamos que teníamos una universidad coqueta, simpática en el trato, cercana y con una proyección fuera de toda duda. Pero se ve que no, que falta contenido “más académico y de más calidad”, según su rector. Esta explicación la da una vez dimitido el vicerrector que dijo, con buena y clara letra, que el modelo baezano peligra, que las ansias de centralización presupuestaria amenazan a esta “rara avis” y que con el control sevillano de la pasta las empresas locales y provinciales se quedarán fuera de foco en beneficio de las grandes compañías... de fuera.
Una vez dimitido José Domingo Sánchez, el puesto del gerente, Pedro Martín, está en el punto de mira. El hombre orquesta de la institución, ligado a la Universidad como la piedra a Baeza, no tiene sitio en el nuevo organigrama dictado en Sevilla. Lástima que una institución que funciona, que aporta el 40% del beneficio de las cuatro sedes que existen, necesite tanta atención. Quizá cunda el ejemplo y este paraíso interior pase a ocupar todas las prioridades políticas. O, aun mejor, que cunda el ejemplo y cada vez que a Jaén le cierren un mal trato político, alguien dimita.
Bricolaje urbano. El ambicioso, sobre el papel, “Jaén Plaza” ya tiene el primer ladrillo en forma de empresa. La firma Leroy Merlin fue presentada como merece la ocasión, con alfombra roja de Francia hasta la Plaza de Santa María. La multinacional del bricolaje llegará, si el tiempo y los planes urbanísticos no lo impiden, en el primer trimestre de 2016. Con ella, bajo el brazo, 130 puestos de trabajo y una inversión de 22 millones de euros. Con estas cifras las demandas del pequeño comercio quedan eclipsadas y su lamento de cuántos otros empleos se destruirán, también. El mercado es desigual por naturaleza, pero o se cuida al pequeño comercio de las ciudades o vamos a vivir en barrios fantasmales de los que saldremos en peregrinación zombi a los megacentros comerciales. Iremos en coche, claro. Del tranvía ni hablamos.