Por un río de euros

Cuando el 27 de enero del 45 las tropas soviéticas entraron en el campo de concentración de Auschwitz y vieron centenares de prisioneros desnutridos, famélicos, les hicieron comer sin límite alguno para aplacar el hambre acumulada durante meses de tortura física y psicológica. Muchos murieron en las semanas sucesivas porque su cuerpo debilitado no podía soportar y digerir una gran cantidad de comida. Tres meses después, en abril, los americanos entraron en el campo de Buchenwald. Esta vez todos los prisioneros lograron sobrevivir, gracias a una estrategia alimentaria diferente aplicada por las fuerzas de liberación, que les fueron realimentando de manera gradual. Me viene esta referencia histórica a la cabeza a propósito del reciente gesto de Mario Draghi, mandatario del Banco Central Europeo, al poner sobre la mesa la mayor cantidad de dinero nunca vista en Europa, con las tasas de interés más bajas de la historia. Pero estos cientos de miles de millones de euros están enfocados para hacer más confortable el aprovisionamiento de la banca. O sea, que quizás no sirvan de nada para el común de los mortales. Como no sirvió el dinero con que el gobierno español atajó el desmoronamiento de una parte de nuestra banca. Aparentemente, el gesto de Draghi resulta valiente y decidido. Pero la realidad de la calle no responde a ese esquema. “Nos piden dinero casi únicamente aquellos que no pueden pagarlo”, me comenta un directivo bancario. Mientras tanto, los emprendedores y pequeños empresarios solventes apenas solicitan préstamos, porque las condiciones del mercado, los intereses, no les resultan favorables. Si se usa mal, la gran cantidad de dinero puesta a disposición por el BCE, puede tener el efecto del exceso de comida para los prisioneros de Auschwitz. Si se quiere que la empresa sobreviva y genere puestos de trabajo, habrá que bajar los intereses, si no queremos que se nos lleve por delante la corriente. Aunque el río sea de billetes de 500. Digo yo.

    17 sep 2014 / 10:36 H.