Por fin, manos a la obra
Más allá de las diferencias estacionales y del respiro estival que hoy empieza para un grueso de la población activa que aún conserva el empleo, las arcas municipales han experimentado pocos cambios entre mayo y hoy, 1 de agosto. El Ayuntamiento de la capital es el tercero del país con la mayor deuda viva por habitante y las últimas operaciones financieras lo alejan de un horizonte de salvación a corto plazo. Sus arcas siguen en números rojos y la capacidad de gasto se circunscribe —y no sin dificultades, como evidencian los 98,9 millones que el equipo de Gobierno local ha comprometido entre créditos, pólizas y adelantos en un mes de mandato— al pago de nóminas y servicios públicos básicos.

Sin embargo, los temores iniciales del movimiento vecinal respecto a la división en dos áreas de la Concejalía de Mantenimiento Urbano y Participación Ciudadana se han disipado, porque la decisión ha supuesto un “salto cualitativo” respecto al anterior mandato, también del PP. En estos 50 primeros días, sus responsables, Juan José Jódar y Manuel Heras, no solo se “han pateado” una veintena de barrios sin que sea época electoral. “Dentro de las posibilidades” de un Ayuntamiento quebrado, la Concejalía que coordina Jódar ha demostrado una eficacia a la que nadie es ajeno.
“Ha habido un giro de 180 grados”, subraya la presidenta de la Federación de Vecinos Objetivos Comunes (OCO), María Cantos. Por fin se están adecentando solares de titularidad municipal; se están poniendo en funcionamiento fuentes ornamentales, con el correspondiente impacto en la estética de la ciudad y en su turismo, aunque sea temporada baja, y se están agilizando obras que se habían eternizado en el tiempo, alimentando la indignación de los vecinos. ¿Cuál es el secreto? La partida de la Concejalía para el arreglo de vías públicas e intervenciones en centros educativos, entre otros asuntos, no se ha alterado. “Son algo más de 2 millones de euros”, apunta Jódar, que no precisa qué dinero se ha ejecutado a estas alturas del ejercicio. La clave de esta reactivación con la que la “micropolítica” ha empezado a perder el halo de “tomadura de pelo” que tantas veces denunciaron, en el anterior mandato, oposición y ciudadanos es —según el edil— que está “tirando a conciencia de las empresas concesionarias”. “Hay que exigirles”, sentencia Jódar.
“Reciben un dinero y, aunque cobran tarde y mal, eso no las exime de que están aquí para trabajar”, subraya el concejal, que, en tono de sorna, dice haberse convertido “en el tío de la vara”. Aunque el contrato con la empresa de recogida de basura y limpieza viaria —FCC— expiró hace algo más de tres años, sostiene que está “trabajando a destajo con ella” para, entre otras cuestiones, la limpieza de solares. En la inmediatez de la respuesta influye el contacto directo y continuo con las empresas adjudicatarias. Y aunque advierte: “Todo lo que nos piden los vecinos, no podremos hacerlo”, Jódar hace hincapié en que tanto él, como Manuel Heras están guiados “por la vocación de servicio público”. Por eso, a la pregunta de si esto se mantendrá durante todo el mandato, promete: “Mientras Dios me dé fuerzas, mantendré el tipo y el ritmo durante los cuatro años”.