Por fin la culpa no es solo del alcohol

Después de escuchar el debate sobre el estado de la nación, estoy pensando en irme a vivir a las montañas rusas; es allí donde dicen que habitan las personas más longevas; seguro que no llegan tantas malas noticias. Me pregunto por activa y por pasiva si la casa estaba comida por las termitas (nos han hecho creer que había pan donde no existía ni la harina) y han mantenido en pie la fachada para que los malos sean los demás.

    13 jul 2012 / 16:17 H.

    Pero como mi positivismo me lleva a ver siempre algo bueno en casi todo, paso a decir a bombo y platillo que me parece genial que a partir de ahora el control a los conductores no sea solamente de alcohol sino que se haya dado un paso de gigante controlando también el consumo de drogas. Cuando digo que no me importa que me pare la Guardia Civil en la carretera y que incluso me alegra, suena como algo rarísimo. Si cumplo las normas no tengo nada que temer, pero eso supone que si están ahí puedan coger algún coche que lleve lo que tanto daño está haciendo en la sociedad. Me apena pensar que haya que pagar quinientos euros y se pierdan seis puntos, pero hay que tener mano dura en algunas cosas y esta es una de ellas. Es obligatorio ir por la vida respetando la de los demás; no nos quejemos si viene de fuera lo que no seamos capaces de hacer por nosotros mismos. La crisis fundamental que tenemos es la de valores. Cumplamos  y nos ahorraremos  los castigos.

    Maestra
    Juana Garrido