Ponerle el cascabel al gasto y a los trincones
Cuando el pueblo español, votando, otorgó mayoría absoluta al PP, los ciudadanos, además de poner orden en la economía con indudable éxito en parte a costa del empobrecimiento social, aspirábamos a que se acabase con estas prebendas y saqueos de listos; pero Bárcenas, Gürtel, Camps, Matas, sus ineptos chupones en las cajas unidos a los del PSOE, IU, UGT, CC OO, CEOE, etcétera, les están dando desde el primer día a Mariano Rajoy quebraderos de cabeza suficientes para que no se atreva a remover sus estructuras de pringados, ya que las bajas en su ejército y heridos colaterales serían de nota, esto tampoco le permite atacar de frente la corrupción legislando con valentía para el futuro de España y creándonos un marco de seguridad jurídica con castigos ejemplares para acabar con esta lacra institucionalizada.
En este panorama —el PSOE a la deriva tiene el mismo problema de corruptos y sin atreverse a acometer la imprescindible depuración en los ERE como pasaporte hacia su credibilidad—, si esto sigue así, nos encontraremos en las próximas elecciones sin debates, ya que ningún dirigente del PP y PSOE —con tantos trapos sucios por lavar— se atreverá a enfrentarse a los encantadores de serpientes y demagogos de Podemos, que son muy necesarios para levantar alfombras y darle a la casta medicina de expulsión de sus añejas poltronas, pero que con sus propuestas económicas para España, inmersa en una aldea global, sería una catástrofe y acabaríamos todos de “titiriteros” bolivarianos, por supuesto, menos la nueva casta dirigente, que siempre ha habido clases.