Políticas de desempleo

Aquellos a los que me referiré en este artículo me llamarán retorcido o exagerado, no sé. Pero no paro de pensar en esas personas inhumanas, antisociales, a las que no les interesa que la mayoría de los ciudadanos podamos vivir y satisfacer nuestras necesidades básicas gracias a los ingresos que nos puede proporcionar nuestro puesto de trabajo, o que recibamos una pensión digna por haber tenido con anterioridad un trabajo remunerado. No pequemos de ingenuos.

    09 nov 2012 / 18:52 H.

    Está claro que la gran mayoría de nosotros deseamos que nuestros políticos y los gobiernos se esfuercen por conseguir que se creen puestos de trabajo. Y es lógico que se presenten ante la opinión pública como muy preocupados por alcanzar el objetivo de que todas las personas que lo deseen puedan tener un puesto de trabajo remunerado suficientemente. Pero no nos engañemos, también existen intereses, y grupos que los defienden, que no tienen el menor deseo de que esto sea así. Sencillamente porque les conviene que no se cree empleo, incluso puede ser un perjuicio para ellos. Y no me refiero a esos empresarios ejemplares que desde siempre han creído en la justicia social y en el interés colectivo. Empresarios que han tratado de innovar, que han sabido repartir las ganancias de su productividad para no poner en peligro ni a su empresa ni a los trabajadores. Me refiero a aquellos empresarios o grupos sociales poderosos que no han parado de reclamar hasta conseguirlo unas políticas macroeconómicas que están claramente a favor del desempleo, que lo incentivan para facilitar la imposición de unas condiciones salariales y de trabajo que solo beneficiarán aún más a la patronal. A mayor paro, mayor facilidad para imponer a los trabajadores esas condiciones, así de simple y perverso. Esas personas que no encuentran empleo aceptarán las condiciones de trabajo que les ofrezcan. Hace muy pocos años ya se podía observar como en nuestro país se aprovechó el gran número de inmigrantes para pagar salarios muy reducidos y además se fomentó la presencia de obreros sin papeles para aprovecharse aún más de su necesidad y contratarlos con malas condiciones de trabajo, pocos derechos y bajo salario. Un ejemplo paradigmático es el de las grandes empresas que obtienen miles de millones de beneficios y a la vez se están deshaciendo de sus empleados. Quizás todo esto sea la explicación al ataque constante a los sindicatos y a todo aquel que defienda su papel en una negociación colectiva. Aparte del desempleo favorecido por la patronal, los políticos y economistas neoliberales, se busca también debilitar la defensa de esos trabajadores, que las negociaciones sean descentralizadas y de persona a persona.

    Miguel Ángel Olivares es escritor