Política de andar por casa
Pintar un paso de cebra, arreglar un socavón o una tragona suelta, iluminar una calle. ¿Por qué se llama micropolítica cuando es lo que más preocupa al ciudadano? Esta semana nos enteramos, de la mano del concejal Javier Márquez, visitador de obras por excelencia, de que el Ayuntamiento ha invertido ya más de 900.000 euros desde junio en eso, en arreglar calles y avenidas en diversos barrios de la capital.

El área se llama Mantenimiento Urbano, muy bien, pero habría que crear la Concejalía de la “Chuminá”. Así, con mayúsculas y todo. Un concejal dedicado a escuchar a los vecinos a pie de calle, pateando la ciudad. Que toque el piano con los pies en la Avenida de Barcelona con las baldosas sueltas o sufra en sus carnes los inútiles semáforos del tranvía. Ese hombre, o mujer, tendría que cobrar el triple que cualquier otro edil, por supuesto, por el riesgo físico que entraña cada jornada de trabajo a la intemperie. Es una sugerencia, de cara a los ideólogos de los programas electorales de las municipales. Y gratis.
n al agua, patos. Aqualia ha tenido que dar marcha atrás en el envío de las polémicas cartas sobre la cesión de datos de los usuarios. Las quejas de organizaciones de consumidores y vecinos dieron sus frutos y el Ayuntamiento tuvo que salir al paso para instar a la concesionaria a paralizar los envíos. No sin antes precisar el concejal, Miguel Contreras, que todo era legal y más que legal. Que conste. Mientras, los socialistas —con piel de plataforma ciudadana— se han propuesto usar el agua como ariete en su guerra preelectoral del otoño contra Fernández de Moya. Los sufridos usuarios, hartos de pagar hasta por el aire que respiran, irán con ellos al fin del mundo. En esas batallas todos son aliados. Pero más allá del cuerpo a cuerpo político, habría que bucear en el principio de los tiempos y ver la letra pequeña del contrato de concesión de la gestión del servicio del agua en la capital, suscrito hace décadas. Cómo se fraguó, a qué obliga y a qué no al Ayuntamiento. Por curiosidad. Quizá nos sorprendamos.
n fracking. Esta semana llegan a la capital los caminantes de la Plataforma Jaén Libre de Fracking que salieron el viernes de Torreperogil. Acusan a la Administración de oscurantismo y la Junta ya no sabe cómo explicar que sus permisos no son para fracking. ¿Demagogia andante?