Poetas de Jaén cantan a Miguel Hernández en su centenario
Ignacio Frías /Jaén
Los Jardines de Jabalcuz se llenaron anoche de poesía en una velada que concentró a cinco poetas de la capital en el homenaje a Miguel Hernández con motivo del centenario de su nacimiento. El acto contó con la música de la guitarra de Julia López Bermejo y el diaporama de Paco Agüera.
Los Jardines de Jabalcuz se llenaron anoche de poesía en una velada que concentró a cinco poetas de la capital en el homenaje a Miguel Hernández con motivo del centenario de su nacimiento. El acto contó con la música de la guitarra de Julia López Bermejo y el diaporama de Paco Agüera.
No fueron todos los que son, pero estuvieron los suficientes como para que el acto brillara con luz propia en los Jardines de Jabalcuz. Órbita Cultura, en colaboración con la Consejería de Cultura y Aguas Sierras de Jaén, reunió en este paraje a los poetas Juan Carlos García-Ojeda Lombardo, Antonio Negrillo, María Gila Justicia, Antonio Espinosa y Rocío Biedma. El acto comenzó con la interpretación de una obra a la guitarra, con el magisterio de Julia López Bermejo y, posteriormente, acompañó con música de fondo a cada uno de los poetas. La joven guitarrista seleccionó una música acorde con cada poesía. Los poetas, por su parte, leyeron una poesía propia dedicada a la ocasión y otra de Miguel Hernández o relacionada con el vate oriolano. Rocío Biedma comentó previamente al acto: “Mi poema se titula Vi un oceano de olivos y lo escribí una tarde de verano en el Parque del Seminario cuando estaba sentada en un banco y las vistas eran exquisitas”. Explicó que la relación de su poema con Miguel Hernández es “por su amor a los campos de olivos que fueron fuente de su inspiración y su relación con la ciudad de Jaén”.
El otro poema escogido era el que Pablo Neruda dedicó a Miguel Hernández al conocer la muerte de este, al que le unía una gran amistad. Se titula A mi amigo Miguel Hernández, asesinado en los presidios de España. Rocío Biedma explicó que está sacado del Canto general de Neruda. Antonio Negrillo leyó un poema propio, escrito para la ocasión, titulado Casi fue ayer, habla de los últimos días que Miguel Hernández pasó en Jaén, y de sus paseos por Jabalcuz. También leyó Sigo en la sombra, un poema de Miguel Hernández, lleno de luz, de corte modernista, escrito con versos alejandrinos. Antonio Espinosa, quien precisó que no era poeta, declamó Corren ríos de tinta, y María Gila dedicó una poesía a su madre y otra a Miguel Hernández. Por su parte, Juan Carlos García-Ojeda dedicó su poema, una elegía, a Ramón Sijé y al poeta oriolano.