19 sep 2014 / 09:58 H.
La España de hoy merece un ejercicio de reflexión por parte de todos sus ciudadanos y en especial por aquellos que puedan contribuir con datos e ideas para realizar un análisis sosegado de la situación en que se encuentra. El objetivo final sería conseguir concienciar a los ciudadanos de la imperiosa necesidad que tenemos de cambiar el rumbo que llevamos, el cual a mi modesto entender conduce de forma inexorable a un desastre sin precedentes. Después habría que diseñar un plan de acción que pudiese ser aceptado por la mayoría y sobre todo asumido por los partidos políticos, que son los únicos actores que podrían llevarlo a efecto de manera legal dentro del marco constitucional. La estructura administrativa actual hace ingobernable el país a pesar de toda la buena voluntad que puedan tener y aplicar cada uno de los estamentos involucrados en la toma de decisiones. Quiere esto decir que la teoría del ‘café para todos’ aplicada al desarrollo del Estado Autonómico durante la Transición, era cara, proclive al despilfarro, imposible de auditar con eficacia y fácil de manejar de forma torciera por parte de cierta clase política carente de escrúpulos, no toda por supuesto, que piensa que el poder es el camino hacia la riqueza fácil. Hay un muestrario inagotable de casos de corrupción en los que presuntamente están implicados los gobiernos de la mayor parte de las autonomías, que debería no sólo servir de escarnio y vergüenza para todos los partidos políticos involucrados, sino ser el acicate que desencadene una reforma global de la estructura del Estado, ya que la actual ha resultado ser un fiasco. Por otra parte, el desafecto de los españoles hacia los partidos tradicionales no es un sentimiento que se haya producido por generación espontánea, hay causas tangibles pendientes de investigar, juzgar y zanjar con el castigo penal correspondiente. Mientras esto no sea una realidad palmaria que sirva de ejemplo a todos, es probable que ese desafecto continúe engordando otras opciones políticas de cuya existencia y facilidad de expansión ya tenemos noticia fidedigna. Podemos, luego reformemos. Pero me temo que no harán nada positivo y habrá que echarlos en las urnas. También podemos.