Pobres, tontos y sin iniciativa
Me comentaba el otro día una compañera el enfrentamiento que había mantenido con una mujer de argumentos peculiares en relación con la economía y la política, y lo extraño que era el hecho de que la señora no ganara nada del otro mundo en su trabajo y que procediera de clase baja. Creía esta mujer que la solución a todos nuestros males (españoles, claro, que el resto del mundo parece no existir) estaría en un dictador.
Claro, las jóvenes generaciones no saben en muchos casos ni que Franco existió, otros nacimos ya cuando el dictatorial varón agonizaba, pero nos hemos molestado en saber qué fue aquella Guerra Civil y los 40 años que la siguieron. Los militares de más rancio abolengo hablan de abrir un consejo de guerra a Artur Mas, en 2012, como si pudieran (alucinante ruido de sables). Pero ya no, no va a haber totalitarismos como los del siglo XX, una guerra como las dos guerras mundiales no sería nada productiva, por eso las guerras ahora son ideológicas y las bombas son bolsas llenas de millones de euros (y sus familiares el Ibex, el PIB o la bolsa). Si a Jaén, en donde no se han invertido las subvenciones europeas en crear una buena infraestructura para comercializar el aceite de oliva, le quitan esas subvenciones y dos empresas: Heinekken y la Universidad, hay que cerrar el pueblo. Y los ricos son ricos porque han robado y explotado a los que ahora son pobres, cada día más pobres. Y los ricos siempre quieren más, lo quieren todo, hasta comprar países con la población dentro. Los pobres no son el enemigo, son las víctimas. Y los ciudadanos no hemos provocado esta situación.
Profesora de Universidad
Genara Pulido