Piraña 3d.- Dientes y mucho porno gore
Por Nuria López Priego
La elección de la palabra adecuada, precisa y concreta siempre es determinante, sobre todo, cuando, como en esta Reserva de Cine, las palabras están contadas y limitadas a poco más de 1.700 caracteres con espacios incluidos. Pero decir 'bazofia' para definir Piraña 3D es quedarse corto y, además, es pecar de benevolencia, porque esta película que, en realidad, nace sin pretensiones y no ambiciona laureles, es un bodrio mayúsculo que se reduce a un guion con poco más de cinco frases lógicas y a una sucesión manida, aburrida y vomitiva de planos llenos de tetas y culos y un exceso de sangre, vísceras y cuerpos mutilados por doquier, que recuerdan, por momentos, al trágico desembarco de Normandía.

La elección de la palabra adecuada, precisa y concreta siempre es determinante, sobre todo, cuando, como en esta Reserva de Cine, las palabras están contadas y limitadas a poco más de 1.700 caracteres con espacios incluidos. Pero decir 'bazofia' para definir Piraña 3D es quedarse corto y, además, es pecar de benevolencia, porque esta película que, en realidad, nace sin pretensiones y no ambiciona laureles, es un bodrio mayúsculo que se reduce a un guion con poco más de cinco frases lógicas y a una sucesión manida, aburrida y vomitiva de planos llenos de tetas y culos y un exceso de sangre, vísceras y cuerpos mutilados por doquier, que recuerdan, por momentos, al trágico desembarco de Normandía.
La revisión de Piraña, en su formato en tres dimensiones, es una soberana aberración del gore. Un cúmulo de efectos artificiales y peces futuristas con dos millones de años de historia que, sin embargo, ponen al espectador al borde de la náusea. En la línea de Saw, es visualmente hiriente, pero, a diferencia de esta saga que parece no tener fin y que revienta más allá de la originalidad de la primera película, en Piraña 3D cualquier atisbo de inteligencia brilla por su ausencia. Es una cinta que está hecha para ir directamente a la basura. De todas formas, lo más lamentable de este inconcebible esperpento audiovisual es que Elisabeth Shue se preste para actuar en él; en un hito de la mediocridad hollywoodiense más soez y burda y que ensombrezca el recuerdo de aquella inolvidable prostituta a la que tan magistralmente dio vida en ese film de perdedores que coprotagonizó, en 1995, con Nicolas Cage, Leaving Las Vegas. En fin, será que hay que comer.
Piraña 3d
Director: Alexandre Aja
Protagonistas: Elisabeth Shue, Jerry O´Connell