Pintura por literatura

Manuel A. Poisón Almagro/Desde Jaén. De un tiempo a esta parte vengo dedicando todos mis esfuerzos por practicar un arte que no requiere de gasto al ser puramente intelectual; me estoy refiriendo a la literatura como forma de expresión artística, ya que seguir pintando resulta demasiado caro aquí dentro, es decir, en la cárcel. Verán ustedes, el hablar de esto, viene a colación con aquello que diría el gran Francisco Umbral de: “Yo solo he venido aquí a hablar de mi libro”.

    18 may 2012 / 11:05 H.

    Pues bien, estoy escribiendo otro libro, dado que tengo muchísimo ya escrito, sobre un tema que raramente se toca por otros autores, y es el abuso de poder por parte de quienes tienen que dar ejemplo al resto de la sociedad. Para ello me ha servido, tanto de mi propia experiencia vital, como de la documentación, que sobre el tema he podido ir recabando, a lo largo de todo este tiempo recluido entre las sombras del silencio; así como de la narrativa ingeniosa que se fue elaborando en los distintos órganos judiciales; por los que atravesó mi proceso, para que mi secuestro legal estuviera más que justificado. Y es que la realidad, en no pocas ocasiones, supera con creces la ficción, ya que la ficción sirve de base o fundamento de la realidad que se pretende acreditar. Cambiar de hábitos dentro de este submundo carcelario, cual será el de pintar por escribir, ha venido determinado por el elevado coste, que los soportes para llevar a cabo una obra, tienen aquí dentro. Entenderán que uno no puede permitirse, mucho menos en estos terribles tiempos de desaceleración económica o crisis del copón, ciertos lujos, que igual fuera del recinto se pudiera uno permitir, como lo es comprar lienzos a través del servicio de demandaduría en el “Corte Ingles”, por la sencilla razón, de que, por el precio de uno de esos, me compro tres en cualquier otro lugar. Y no está la economía doméstica como para tirar ni un solo céntimo de euro. Y dado que no está permitido entrar material desde el exterior cuando uno regresa de permiso, por cuestiones de seguridad, y que entiendo, la única forma de continuar plasmando mis inquietudes desde un prisma puramente creativo, es por medio de la literatura. Con palabras puede uno trasmitir aquello que le apasiona, lo que le mueve a construir, lo que desea, lo que cambiaría por lo que hay, y, bueno, en definitiva, aquello que siente y quiere que los demás sientan.
    Lo que verdaderamente importa no es el medio que uno utilice para no permanecer en el olvido más absoluto, sino la búsqueda de la verdad que a uno lo haga libre. No hay mayor recompensa en la vida que ser reconocido por lo que realmente es uno, y no por lo que cuenten de uno los demás. Alcanzar el reconocimiento en la esencia de lo que se es, guarda más valor que cualquier precio que se le ponga a la impostura. No quiero migajas que callen mis labios, sino verdades que salgan de ellos para hacer pobre al que se cree que es rico.