PILAR COLMENERO SÁNCHEZ: “La flor aporta ilusión, alegría y felicidad a quien la recibe”

Juana Pastor
Alas puertas de la primavera de 1970, el 10 de marzo, nace Pilar Colmenero Sánchez en el número 57 de la calle Juan Montilla de nuestra capital, no lejos del Ayuntamiento y el antiguo Parque de Bomberos. Guarda recuerdos de su infancia —para ella imborrables—  de momentos vividos en buena armonía con su familia y amigos. En ese entorno, próximo a la Catedral, aprendió las primeras letras en el Colegio Marcelo Spínola. Más tarde, al trasladarse de domicilio a García Rebull, continúa sus estudios en el Muñoz Garnica hasta finalizar el Bachillerato en el Instituto Virgen del Carmen.

    01 nov 2009 / 11:41 H.

    —¿Recuerda a algún profesor que influyera de manera especial en su formación?
    —Sí, doña María del Carmen, doña Dolores y doña Rosa y otros muchos que me educaron en el respeto a los demás, el saber estar y, sobre todo, a ser buena persona —al menos lo intento—. Esto me ha servido, y mucho, para trabajar de cara al público.
    —¿Cuándo nace su empresa?
    —Comenzó hace más de 50 años con Pedro Colmenero, mi abuelo. Vivió y trabajó en La Alcantarilla, en el Jardín “Villa Rosario”. Más tarde, puso un pequeño kiosko de flores en la Plaza de El Pósito, que aún continúa y que, actualmente, regenta mi prima Luisa Egea Colmenero.
    —Pedro Colmenero, Tomás Colmenero, Pilar Colmenero son los nombres que denotan la tradición familiar en el negocio pero, ¿desde cuándo es conocida la empresa como Floristería Jauja?
    —Hace más de 35 años, mis padres, Tomás y Pilar, fundaron esta tienda, primero en el Paseo de la Estación y hoy en Federico del Castillo. Es una empresa familiar puesto que colaboramos todos. Mis padres han sabido transmitirnos todos sus conocimientos y nos han enseñado a ver el mundo de las flores como algo bello y creativo.
    —¿En qué consiste su trabajo de florista?
    —Compagino trabajo y estudio, ya que hay que ampliar conocimientos. Hace ya años, hice un curso en Barcelona sobre el conocimiento del Bonsái. También estuve en la escuela andaluza de Arte Floral, en Málaga, donde cursé técnicas de base, especialización en ramos de novia según sus formas, la sensibilidad de los colores, trabajar volúmenes y la incorporación de trabajos vegetativos, entre otros, impartidos por el profesor Luis López Barreto. La semana pasada, terminé un curso de escaparatismo.
    —¿Cuáles son las fechas más destacadas para regalar flores?
    —Hay varias en las que se regalan con mayor fluidez, como son el día de San Valentín, el Día de la Madre y, por supuesto, en estas fechas, para los difuntos. Aunque quiero matizar que cualquier día en el año se regalan flores, siempre hay algo que celebrar: un cumpleaños, un aniversario, un nacimiento o, sencillamente, por gusto.
    —¿Se mantiene la tradición de llevar flores a los cementerios?
    —Sí. Esta es una tradición muy arraigada, sobre todo, por nuestros mayores, que no suelen faltar a su cita cada 1 de noviembre. El trabajo en las floristerías hoy en día es más elaborado, se venden pocas flores sueltas. Sin embargo, se hacen más centros confeccionados con flores, ajustándonos también a todas las economías.
    —En estas fechas, ¿qué flor es la más solicitada en la confección de centros?
    —El 70 por ciento sigue clavel, el gladiolo, la margarita y, en menor medida, la rosa; aunque los tiempos van cambiando y cada vez más, se van incorporando otras nuevas. De ahí que se utilicen el anturium, la esterlizia, los tulipanes y la gerbera, que son menos conocidas. La gente joven es la que compra este tipo de flor, pues es la más novedosa. En cambio, nuestros mayores continúan con la tradición del clavel.
    —¿Se conserva en Jaén la tradición de regalar flores?
    —Sí, son muchos los jiennenses que compran flores por cualquier motivo. Bien sean flores frescas, plantas de interior o una simple flor, y no es sólo la mujer la destinataria. Cada vez son más hombres los que reciben o compran flores, bien para tenerlas en un despacho o para disfrutarlas en casa.
    —¿Qué flor es la más solicitada?
    —Sin dudarlo, la rosa, aunque cada día más se van incorporando otro tipo de flores, como son el tulipán, la gerbera, el anturium y liatris, entre otras. La flor es el regalo por excelencia desde siempre para quedar bien. Con ella creamos ilusiones, damos felicidad y alegrías a quienes la reciben.
    —Para usted, ¿cuál es la más bella?
    —Son todas. Cada una en su forma y línea reflejan belleza, desde la rosa por su elegancia, una simple margarita por su sencillez o una apreciada orquídea. Por tanto, me quedo con todas.
    —¿Qué ve en las flores?
    —Positividad, belleza y añoranzas. Es una delicia apreciar sus colores, sus formas, su textura. La flor acompañada de un mensaje nos transmite sentimientos, acorta distancias y, a veces, nos ayuda a paliar un día duro. Cuando recibimos un ramo de flores cambia nuestra expresión y estado de ánimo. Es capaz de arrancarnos la mejor de nuestras sonrisas.
    —¿Qué mensaje destacaría de los muchos enviados a distintos clientes?
    —Esto suele ser privado entre cliente y destinatario, pero suelen ser breves. Un “Te quiero” es la máxima expresión, por ello destaco el mensaje de un cliente amigo un día de San Valentín. Tuvimos que hacer llegar una flor diferente a cada hora del día a su esposa al centro de trabajo, lo que motivó un gran revuelo entre las compañeras. Las flores sí eran diferentes, pero el mensaje fue  siempre el mismo: “Te quiero”.
    —Las flores han servido de fuente de inspiración a grandes compositores, ¿qué canción destacaría?
    —Cada flor, como su olor, tiene su música. Ahí está la dedicada a la reina de todas, la rosa, o bien los nardos, el jazmín, la gardenia, las violetas, el azahar, la margarita y, por supuesto, el clavel. Seguro que hay muchas más, me quedo con todas porque en cada una encuentro un mundo de mil bellezas.
    —¿En su empresa, trabajan sólo para Jaén?
    —Las flores son muy buenas viajeras. Llegan a cualquier parte del mundo, no tienen fronteras, pues lo hacemos a través de Inter-flora.
    —¿La crisis ha llegado también a las floristerías?
    —Se nota bastante. El cliente que estaba acostumbrado a no mirar el precio, ahora se lo piensa y busca algo más económico. Seguimos vendiendo flores, pero los precios son en general más asequibles.
    —¿Hay mucha competencia en el gremio?
    —No. Entre floristas no tenemos competencia. Cada uno tiene sus clientes, que son asiduos todo el año y si nos va bien con una empresa, ¿por qué cambiar? Ya conocemos sus gustos y ellos nuestro trabajo. Tengo clientes de hace más de tres décadas y siguen fieles a nuestra empresa, solicitando nuestro trabajo en días tan señalados como los que vivimos en estas fechas.