06 dic 2009 / 10:30 H.
El Mercado de Futuros del Aceite de Oliva se planteó como un instrumento necesario para tratar su venta a unos precios atractivos para los productores y evitar que caídas tan severas como las de este año hicieran perder beneficios en las transacciones. La importancia de este mecanismo que garantiza contratos a costes determinados está directamente relacionada con el número de negociaciones que pueda realizar. En este sentido, a mayor actividad, mayor incidencia y peso específico tendrá a la hora de ayudar a fijar precios que estén dentro de la rentabilidad de las explotaciones. Ha pasado de cerrar 16.000 contratos a 140.000, en lo que supone que el 12% de la producción nacional pase por este mercado. En esa asunción de más alta cuota de negocio radicará la importancia futura de una herramienta que todavía no ha dado lo mejor de sí. El panorama inmediato, con los duros precedentes de este último año con precios que han tocado fondo y que sacaron a los olivareros a la calle, el control de los distribuidores y la reordenación del sistema de ayudas a la producción, otorgan un papel fundamental a todos los elementos que confluyen en una buena comercialización. Igual que en este último año la integración de cooperativas en plataformas más grandes, para reducir costes y, sobre todo, para tener más fuerza en el momento crucial de la venta, ha aumentado considerablemente, también es necesario que los productores confíen más en un sistema que les permitirá tener garantizadas unos beneficios con los que ganar tiempo a la toma de decisiones. El Gobierno andaluz, que se mantiene como accionista mayoritario, mantiene la prioridad de hacerlo más internacional, aunque desde su apertura ya se negocian operaciones con China, Marruecos, Italia, Francia y Portugal. Una pica que hay que saber aprovechar.