Piden ayuda para poder encontrar a su “bebé robado”
Primero les cambiaron sus vidas y ahora la Justicia les deja “desamparados”. Por eso lanza un “SOS” de ayuda. Están desesperados. Puerta a la que llaman, puerta que se cierra. Y está segura, “completamente segura” —afirma— de que su bebé, nacido el 3 de febrero de 1986, fue supuestamente un niño robado. Pese a ello su caso, el de la alcaudetense María Antonia García De la Torre, al igual que el de cientos en toda España ha sido archivado “por no haber indicio de delito”, un dictamen que les causa “indignación”, más aún si cabe cuando el matrimonio, por motivos de obras, tuvo que abrir el ataúd de su hijo y lo encontraron vacío.

Siempre tuvo la duda de que su tercer hijo había muerto al nacer, tal y como le dijeron los médicos. “El parto fue completamente normal, incluso lo llegué a ver perfectamente. Horas más tarde, cuando solicité verlo de nuevo, me trajeron otro niño, el mío no era. Ya no se movía. En ese instante, al observarlo llamé a las enfermeras, se lo llevaron y ya no lo volví a verlo más”, expresa, emocionada, la alcaudetense. “Me dijeron que había muerto, que no se había adaptado a la atmósfera”, relata. Fue entonces cuando el centro sanitario les comunica que se encargarían del sepelio. Sin embargo tras la insistencia del matrimonio, el hospital le entregó una caja a su marido, Francisco Ávalos, sin ningún tipo de documentación —se negaron a dársela— que entierran en una fosa común del cementerio alcaudentense.
Hasta ese momento todo era una simple sospecha, una simple intuición. Pasaron los años y las dudas no se disipaban. Era una angustia constante, sobre todo para ella. Años más tarde, su caso dio un vuelco. Su sorpresa llegó en abril de 2012. Ese año recibieron la llamada del funcionario del Cementerio de Alcaudete. “Nos pidieron que cambiáramos de ubicación los restos de nuestro hijo, por motivos de construcción de nuevos nichos”, expresa la mujer. Por eso se presentó en el cementerio, junto con su marido e hija María del Mar Ávalos. “Fue en ese instante cuando abrimos el ataúd y vimos que no había nada en su interior, ni ningún cuerpo, ni ningún resto humano, es decir, totalmente vacío”, relata la alcaudetense. “Fue un palo muy grande, ya no quedaba duda de que las sospechas eran ciertas”, dice.
Por eso, el matrimonio interpuso la correspondiente denuncia en el Juzgado de Paz, de Alcaudete, que llevó a la investigación de los hechos, un proceso judicial que no ha dado fruto alguno. “Un grupo de forenses encontró restos óseos —de fémur y tibia— en las inmediaciones de la caja y alegan que podría tratarse de los del bebé. Cogieron muestras para cotejar el ADN. Sin embargo, fue imposible comprobarlo por no haber cantidad ni calidad suficiente”, explica la hija del matrimonio. Una de las pruebas que fue clave en el proceso y que presentó la familia fue el legajo de aborto. En el escrito aparece la firma de Francisco Ávalos, una firma que nunca rubricó.
Tras dos años de litigios, el Juzgado de Instrucción número cuatro de Jaén archiva el caso, porque dice que no existe indicio de delito. El único razonamiento que alega es la imposibilidad de concluir la prueba de ADN y que la prueba caligráfica realizada a “esa falsa firma” no apoya la denuncia, sino todo lo contrario. Ahora más que nunca, afirma, sabe que su hijo está vivo, por eso pide ayuda para poder encontrarlo. “Lo único que quiero es encontrar a mi hijo, para decirle que soy su madre y que no lo di a nadie, que me lo quitaron”, concluye.