Piden 9 años de cárcel por drogar a su hija y abandonarla en el río

María Luisa B. A., la mujer de 51 años acusada de drogar a su hija para, posteriormente, arrojarla al río Guadalquivir, ya sabe a lo que se enfrenta. La Fiscalía ha pedido una condena de nueve años de prisión por intentar acabar con la vida de la niña. La acusa de un delito de asesinato en grado de tentativa, con la agravante de parentesco y la eximente de trastorno psíquico. El Ministerio Público tratará de demostrar ante los magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia que la mujer llevaba meses planeando matar a su hija hasta que se decidió a hacerlo en la tarde del 18 de noviembre de 2014. El fiscal asegura que le suministró una dosis letal de medicamento, mezclada en un zumo que le dio a la pequeña para merendar.

28 nov 2015 / 09:28 H.


María Luisa B. A. se encuentra en prisión preventiva desde que ocurrieron los hechos. Fue entonces cuando, presuntamente, arrojó a su hija Miriam, que entonces tenía 9 años, al río Guadalquivir. Un vecino que pasaba por la zona la vio cerca de la orilla, mojada y con manchas de barro. Tras mucho preguntarle por lo que pasaba, la mujer le dijo que la niña se había caído al río. Los Bomberos pudieron rescatarla y los médicos lograron salvarle la vida.
La actitud extraña de la madre y el hecho de que el organismo de la menor presentara elevados niveles de un medicamento tranquilizante hicieron a la Policía sospechar de María Luisa B. A. Fue detenida y enviada a la cárcel por el Juzgado de Instrucción número 1 de Andújar, acusada de un delito de asesinato en grado de tentativa. Y es que en abril de ese mismo año 2014, la fiscal relata que ya había hecho un intento para matar a su hija. Entonces, presuntamente, mezcló fármacos con una bebida que guardó en la mochila de la niña. También puso varias cartas en las que manifestaba su intención de acabar con la vida de la menor y, después, suicidarse. Sin embargo, antes de hacerlo, telefoneó a la Comisaría para avisar de sus intenciones. Un agente logró sacarle la información necesaria para llegar hasta el lugar donde estaban madre e hija.
La fiscal María de la Paz del Moral relata que, tras ese primer episodio, se produjeron los hechos por los que María Luisa B. A. tendrá que sentarse en el banquillo. Presuntamente,  la mujer trasladó a la niña hasta la orilla del río Guadalquivir, cerca del Puente Romano. Era una zona con pendiente y muy resbaladiza. Una vez allí, le dio el zumo, mezclado con medicamentos. El Ministerio Público asegura que había una cantidad suficiente de fármacos como para haber causado la muerte de la menor por intoxicación.
La fiscal asegura que, “por causas que no se han podido determinar”, la acusada y la niña acabaron dentro del agua. La madre consiguió salir, pero dejó “abandonada” a la niña. Una vez en la orilla, se cruzó con el vecino que la vio cubierta de barro. Tras mucho insistir, María Luisa B. A. contestó, por fin, que su hija se había caído al río. La fiscal asegura que no colaboró en absoluto en las tareas de búsqueda, ni facilitó datos sobre el lugar en el que pudiera encontrarse la niña. Milagrosamente, los Bomberos la rescataron “en estado de seminconsciencia, mojada y llena de barro”.
En el Hospital, tuvieron que suministrarle tres dosis de antídoto para poder salvarle la vida: “De no haber sido por así, se hubiera producido su fallecimiento”, aclara el escrito de acusación provisional.
El fiscal concede a María Luisa B. A. la atenuante de “trastorno mental”. Los forenses del Instituto de Medicina Legal que examinaron a la presunta parricida consideran que tenía sus capacidades mentales “parcialmente afectadas”. “Actuaba conforme a una comprensión distorsionada de la realidad, por la idea de que con la muerte evitaba el sufrimiento de su hija”, aclara, literalmente, el informe de los psicólogos. Por todo ello, la Fiscalía reclama una condena de nueve años de cárcel.