Picazo: "Pensé en continuar La tía Tula y rodarla aquí en Cazorla"

 

Tiene una teoría: "El Paraíso Terrenal estuvo en Cazorla". Y no necesita más prueba para comprobarla a diario que asomarse a su terraza de la residencia Marín García, donde vive, entre libros, fotografías y recuerdos, un dormitorio que es destino de peregrinaje de los que lo admiran y lo quieren. Fuera, faltan las palabras para describir las vistas que le regala su querido pueblo. "De niño, me recorrí todos sus alrededores. Una de las excursiones más peligrosas era, subiendo por el río, una mina de plata de la época romana abandonada, que yo exploraba", recuerda. "Era un aventurero. En plena Guerra Civil, sin haber cumplido los diez años, me fui de mi casa a buscar aventuras y me encontraron en Peal de Becerro, con mi paraguas y mi cartera. Quería ir por ahí a descubrir islas", relata. Y ese inquieto niño encontró en Cazorla una pasión que cambiaría el resto de su vida: "Tuve la suerte de que el hijo del empresario del cine era mi amigo y yo iba todos los días gratis y los domingos dos veces. Cuando tenía siete años, me decían: ¿Qué quieres ser de mayor, Miguelito? Y yo contestaba: Voy a hacer cine. El mayor castigo que me podían hacer era no dejarme ir", asegura. Hoy, ocho décadas después, a pocos días de cumplir los ochenta y siete, celebra una vida dedicada al cine, reconocida dentro y fuera de su tierra.

-No hace aún ni una semana que recogía en Sevilla la Medalla de Oro de Andalucía; ahora se inaugura la exposición que homenajea un momento esencial en su trayectoria, medio siglo del estreno de La tía Tula y, en unos días, volverá a entregar el premio que lleva su nombre en Cazorla.

-¿Todo muy ajustado, no?-se ríe-. El viaje a Sevilla fue una paliza, pero que mereció la pena. Yo tengo la suerte de que donde he vivido y he querido, he sido querido. Viví en Guadalajara y soy hijo adoptivo; en Madrid, el Goya de Honor, y ahora en Andalucía, la Medalla. -Lo dice emocionado, mirando la insignia que lleva en el pecho, en su jersey, desde el Día de Andalucía. "¿Habéis visto la medalla en la exposición?", pregunta con la ilusión de un niño, el que era cuando se marchó de Cazorla-.

 

-Tenía doce años y volvió hace muy pocos. ¿Cómo fue el reencuentro tanto tiempo después?

 -Yo dejé Cazorla cuando acababa de cumplir los doce años, en marzo, y el 18 de mayo llegué a Madrid. Setenta y seis años después, volví. Ni Cazorla es la que era, ni yo soy aquel, pero, sin embargo, me reconozco en cada esquina. Me parece todo muy mío. Mientras viví en Madrid y Guadalajara, vine cada año. Nunca perdí el contacto.

 

-Celebra este año el medio siglo del estreno de La tía Tula. ¿Cómo hubiera sido reescrita la película en 2014?

-Es intocable. Está como debió ser. Lo que sí pensé, durante un tiempo, fue en hacer una continuación y rodarla aquí en Cazorla. Un día, viendo el periódico, me encontré con una foto de La tía Tula y era el anuncio de que había muerto Carlos Estrada en Buenos Aires, hace quince o veinte años. Pasaron unos días y entonces me planteé: "¿Qué pensaría la tía Tula si se enterase de que Ramiro había muerto?". Ella se marcha y yo imaginé que Ramiro acabaría, en un pueblo como Cazorla, como jefe de una sucursal de banco. Y tía Tula, cuando se entera de que ha muerto, vendría a ver a sus sobrinos y a sus hijos. Hubiera sido una continuación para cerrar todo el ciclo de La tía Tula, pero no encontré dinero para hacerla. Hubiese sido una buena oportunidad.

-Y también de rodar en su pueblo, en Cazorla?

-Lo he intentado dos o tres veces pero no he encontrado dinero.

 

-No corrían, ni corren buenos tiempos para hacer cine.

-El cine español está descapitalizado, vive de las subvenciones. Yo soy muy mal gestor para las cuestiones de negocios, me muevo muy mal en producción. Hubiese necesitado un productor ejecutivo, que se hubiera interesado y movido, cosa que yo no sé hacer.

 

-Un reciente estudio detallaba que el 73% de los actores no puede vivir de su trabajo. ¿En su época era más fácil?

 -Yo, por lo que veo en algunas series actuales, hay un plantel de actores y actrices jóvenes de primerísima categoría. En nuestra época, era más difícil porque ahora la televisión ofrece más salidas, pero el cine ha muerto, el que yo hacía, en el que yo soñaba, en el que la gente iba a las salas. Es una pena pasear por la Gran Vía de Madrid, que de dieciséis cines, quedan tres. Eso ya da una idea.

 

-¿Y le gusta el cine que se hace?

 -No, creo que ha perdido humanidad. Solo son trucos, espectáculo, acción y muchas explosiones; ha perdido la comunicación humana, el indagar sobre los problemas de los seres humanos.

 

-El premio que lleva su nombre es, este año, para su compañero Mario Camus, que lo recogerá de sus manos el día 15.

 

-Con él tengo una relación muy extensa porque fuimos compañeros en la Escuela de Cinematografía.  Allí ya supe que era una persona con talento. Para mi primera película, Jimena, lo llamé para que viniera de guionista; fue su primer trabajo profesional. Trabajamos él, Paco Regueiro, Joaquín Jordá y yo en el guion, que no se llegó a rodar por la censura. Y ahora lo edita la Diputación de Jaén.

 

-Le costó esquivar la censura.

-Seis o siete películas me echó para abajo, pero se escaparon La Tula, Oscuros sueños de agosto y Los claros motivos del deseo, que fue la primera película que pasó tras la supresión de la censura, antes detenida con 24 cortes.

 

 -Después de Ángela Molina y Mario Camus, ¿a qué compañero le gustaría recibir y abrazar en Cazorla dentro de un año?

-Tengo un año entero para pensarlo, pero yo prefiero que sean otros los que decidan y tendrá mi visto bueno, porque sé que quienes lo eligen son objetivos.

 

 

 

El Goya, decenas de curiosidades y fotos inéditas

Ciento cincuenta fotografías de La  tía Tula y su rodaje; una decena más de momentos importantes de la vida de Miguel Picazo; escenas inéditas por los cortes de la censura; documentos como la carta de Aurora Bautista, la protagonista, enviada desde Argentina para interesarse por el comienzo del rodaje; críticas del "New York Times" o la revista "Time"; el diploma de la Academia de Hollywood con la preselección de la película para los Oscar y una buena selección de premios, como el Goya de Honor o la recién concedida Medalla de Oro de Andalucía. Estos son algunos de los "tesoros" que muestra la exposición que conmemora el cincuenta aniversario de la emblemática película del director cazorleño, según su comisario, Enrique Iznaola, director también de la Muestra de Cine Español Inédito en Jaén, en la que se enmarca. "Miguel lo merecía y lo merece y así hemos querido rendirle homenaje con esta exposición porque, sobre todo, mantiene una colaboración desinteresada muy importante con el Área de Cultura de la Diputación y contar con un director de su talla es un lujo", destacó la diputada Antonia Olivares. "Estamos encantadísimos de acoger esta exposición que, tras su paso por Cazorla, recorrerá España, comenzando por el Festival de Málaga y, sobre todo, tener a Miguel Picazo como vecino ilustre", destacó el alcalde cazorleño, Antonio José Rodríguez. Se podrá ver en el patio del Ayuntamiento hasta el 15 de marzo.

 

 

 

 

 

 

05 mar 2014 / 23:00 H.