Perder el juicio

Hace tres o cuatro noches estuve viendo la obra de Carlos Arniches “Los caciques” y no hace mucho leí algunos escritos de Benito Pérez Galdós. Desde que Arniches escribió esta obra teatral y Galdós publicara esos artículos ha pasado casi un siglo, pero meramente parece que todo lo que cuentan uno y otro hubiera pasado ayer, no, estuviera pasando hoy mismo. No ha cambiado nada, incluso yo diría que ha empeorado, porque ahora los corruptos están mejor preparados, son más refinados y más recurrentes. Tampoco ha cambiado la desvergüenza de los políticos y de no pocos de los responsables de que las leyes se cumplan. La Constitución se vulnera a conveniencia de quienes la hicieron, porque precisamente la hicieron a su propia conveniencia sin que los derechos del pueblo prevalezcan. Eso de que todos los ciudadanos somos iguales ante la ley es el mayor camelo que se ha dado en esta pantomima democrática que nos rodea. Aquí los únicos que pierden el juicio son los débiles, los humildes, los desamparados. Unos pierden el juicio en los juzgados y la gran mayoría perderemos el juicio, la chaveta,  porque no logramos entender lo que está pasando. Los grandes defraudadores, los grandes corruptos y estafadores que contribuyen a la ruina del país y al escarnio de los menos favorecidos eternizan sus causas y, son tantas y tan seguidas, que una hace que los ciudadanos se olviden de la anterior, y aquí ni aparecen los dineros “distraídos” ni nadie paga sus delitos. Y es curioso que hasta el propio fiscal jefe del Estado se extrañe de que ni aparezcan los millones ni los políticos corruptos dimitan. Pues nada, que el señor Torres Dulce me lo pregunte a mí o a Periquillo el de los palotes. No hay prisa para los casos “Malaya”, “Pokémon”, “Gurtel”, “Nóos”, “ERE” ni otros muchos escándalos de tomo y lomo. Sin embargo, para tratar de empapelar al juez Elpidio Silva sí se han apresurado los jueces, presuntamente espoleados por los políticos que mandan. El juez Silva pretendía esclarecer la monumental estafa de las preferentes. Lo único preferente ha sido sentarle en el banquillo. Claro, que don Elpidio sabe de los entresijos de la justicia y les está dando que pensar a sus juzgadores. Lo malo es que a este juez le chifla el espectáculo mediático y no me extrañaría que al final lo viéramos de tertuliano de “¡Sálvame!”.

El Chascarrillo

No tenemos arreglo
—Este país no tiene solución con estos políticos. Ahí tenemos a la Aguirre que también hace de su capa un sayo.—Para que veas que hasta la “esperanza” se ha perdido.

27 abr 2014 / 22:00 H.