Peligro de más derrumbes
Dos puntales, colocados en la puerta, refuerzan la vivienda ubicada en el número 12 de la calle Merced Alta desde hace tres años. Vidal Criado, de cuarenta y ocho años, y María del Carmen Fontecha, de cincuenta y dos, forman el matrimonio que convive con su hija, de veinticinco, y su nieto, de tres. Parte del techo del dormitorio de estos cedió el pasado martes. Los escombros cayeron sobre la cama. Por suerte, ni la joven ni su hijo estaban en la habitación. Un enorme agujero luce arriba, debajo del cuarto de baño, que está en el segundo piso.
Vidal Criado oyó el desplome desde la cocina. Eran las diez de la mañana. “Yo me iba a trabajar. Escuché un golpe. Después comprobé el percal. Menos mal que no había nadie dentro”, cuenta a Diario JAÉN. Criado —la camiseta roja de la selección española, dos bolsas pronunciadas en los ojos— advirtió los problemas que sufre la casa hace tres años. “Entonces se partió, prácticamente, por la mitad. Dos vigas quedaron descolgadas. A raíz de ahí vienen las complicaciones”, dice. El interior del inmueble está muy debilitado. La caída de parte del techo confirmó los pronósticos del padre de familia. Un técnico visitó el inmueble tras el incidente. “Me contó el motivo: una fuga en el sifón del cuarto de baño”, lamenta. “Y el seguro solo me da 200 euros”, añade. El jiennense tenía destinado un presupuesto superior a 7.000 para fortalecer una vivienda que aún no ha pagado. La idea es reforzar la casa para ganar en seguridad. Un amigo albañil estudió las necesidades y propuso un plan de reforma. Ahora, con el percance más reciente, el dinero que la familia necesita es más de 15.000 euros. Y el capital es una barrera. Ocurre que Criado no tiene estabilidad laboral desde hace cuatro años. Entonces ganaba 1.500 euros. Hoy solo tiene trabajos puntuales como cocinero. Su hija, camarera, está en la misma situación. María del Carmen Fontecha, la esposa, gana poco más de 200 euros al mes. Los salarios de los tres adultos no llegan ni siquiera al “mileurismo”.
horizonte. Criado aclara que no quiere caridad, que él es un trabajador. Lo que precisa es que un perito le aclare si merece la pena invertir en una reforma integral de la vivienda o si, por el contrario, hay que barajar otras opciones. “A lo mejor hay ayudas sociales para estos casos”, apunta. El jiennense confiaba en que una hija mayor emancipada pudiese aportar algo. “Pero también está desempleada ahora”, lamenta el padre, visiblemente abatido por las circunstancias.
El número 12 de Merced Alta, una calle muy estrecha, hace esquina con Guadalbullón. María del Carmen Fontecha y Vidal Criado salen a la puerta para ser fotografiados por este medio. Saben que las opciones de prosperar son remotas. Solo pueden contar su historia.
Vidal Criado oyó el desplome desde la cocina. Eran las diez de la mañana. “Yo me iba a trabajar. Escuché un golpe. Después comprobé el percal. Menos mal que no había nadie dentro”, cuenta a Diario JAÉN. Criado —la camiseta roja de la selección española, dos bolsas pronunciadas en los ojos— advirtió los problemas que sufre la casa hace tres años. “Entonces se partió, prácticamente, por la mitad. Dos vigas quedaron descolgadas. A raíz de ahí vienen las complicaciones”, dice. El interior del inmueble está muy debilitado. La caída de parte del techo confirmó los pronósticos del padre de familia. Un técnico visitó el inmueble tras el incidente. “Me contó el motivo: una fuga en el sifón del cuarto de baño”, lamenta. “Y el seguro solo me da 200 euros”, añade. El jiennense tenía destinado un presupuesto superior a 7.000 para fortalecer una vivienda que aún no ha pagado. La idea es reforzar la casa para ganar en seguridad. Un amigo albañil estudió las necesidades y propuso un plan de reforma. Ahora, con el percance más reciente, el dinero que la familia necesita es más de 15.000 euros. Y el capital es una barrera. Ocurre que Criado no tiene estabilidad laboral desde hace cuatro años. Entonces ganaba 1.500 euros. Hoy solo tiene trabajos puntuales como cocinero. Su hija, camarera, está en la misma situación. María del Carmen Fontecha, la esposa, gana poco más de 200 euros al mes. Los salarios de los tres adultos no llegan ni siquiera al “mileurismo”.
horizonte. Criado aclara que no quiere caridad, que él es un trabajador. Lo que precisa es que un perito le aclare si merece la pena invertir en una reforma integral de la vivienda o si, por el contrario, hay que barajar otras opciones. “A lo mejor hay ayudas sociales para estos casos”, apunta. El jiennense confiaba en que una hija mayor emancipada pudiese aportar algo. “Pero también está desempleada ahora”, lamenta el padre, visiblemente abatido por las circunstancias.
El número 12 de Merced Alta, una calle muy estrecha, hace esquina con Guadalbullón. María del Carmen Fontecha y Vidal Criado salen a la puerta para ser fotografiados por este medio. Saben que las opciones de prosperar son remotas. Solo pueden contar su historia.
