Pegalajar rezuma arte flamenco

Una noche para vivirla y sentirla. Pegalajar se convirtió en capital del arte flamenco con la celebración del festival decano de cuantos se organizan en la provincia sobre este arte que es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. En esta ocasión, la 47 edición del Festival de Arte Flamenco de Pegalajar rindió homenaje a una figura que nació con una guitarra “bajo el brazo”, el jerezano Moraíto Chico.

10 ago 2015 / 08:52 H.


La velada arrancó con la intervención del presidente de la peña del municipio, Francisco Quesada, quien destacó la enorme labor de Luis Chica, conocido como “el Luli”, artífice de los festivales. Tras él comenzó el turno de las actuaciones la cantaora Elu de Jerez, una de las artistas más importantes del panorama actual. Con sello y personalidad propios, se arrancó por tarantas, alegrías y bulerías. Tras ella, un artista muy vinculado a la familia de los Farruco, el cantaor Pedro El Granaíno, que interpretó con maestría soleás, tientos y fandangos. Sus voces estuvieron acompañadas a la guitarra con Manuel Valencia, Juan Requena y Domingo Rubichi. Con mucho arte y estilo cerró la primera parte del festival el baile de la jiennense Rocío Martínez y su grupo de artistas.

Jesús Méndez, sobrino de la Paquera de Jerez, inició el segundo acto con una “soleá apolá”, de Charamusco. Prosiguió con tangos y cantó por seguiriyas. El eco inconfundible, la voz dulce y seductora, dotada de una perfecta afinación, del jerezano Antonio Reyes sobresalió por tangos y fandangos. De nuevo sobre el escenario, la bailaora Rocío Martínez puso el broche de oro a una noche en la que estuvo muy presente uno de los grandes del flamenco, Moraíto Chico, que participó en el festival hasta en cuatro ocasiones. “Representaba la más genuina escuela del toque jerezano, respetuoso con la tradición pero nunca estuvo prisionero de ella, símbolo del mejor toque gitano de este tiempo”, dijo José Calderón, el presentador del festival.