Partidos que no dan ejemplo

Es muy difícil apelar a la regeneración política cuando ante la “adversidad” no se actúa con diligencia. El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, sostiene que se toman medidas para evitar que la corrupción instalada en la vida política española no vuelvan a suceder. Sin embargo, y siempre con la premisa de que la Justicia es la que tiene la última palabra, no se toma medida alguna desde el plano política y se deja, por lo tanto, que las conductas que buscan atajos legales o, simplemente, los corruptos se mantengan en los partidos.

    27 oct 2014 / 11:37 H.

    Suena, además, a lugar común aquello tan manido de colaborar con los jueces en sus investigaciones, cuando desde los aparatos de los partidos se ponen piedras o se alargan plazos para evitar investigaciones. Con la panoplia de casos que afectan, en la actualidad, al PP es normal que la sombra llegue también a una rueda de prensa en Bruselas. Por más que incomode a nuestros dirigentes estas preguntas, deben acostumbrarse a que se les inste a aclarar situaciones que lastran la imagen de su acción política. En Andalucía, por ejemplo, el caso de los ERE y toda la red fraudulenta de los cursos de formación merecía que se entonará un alto “mea culpa” con dimisiones en cadena, aunque solo fuera por la falta de diligencia en el control y uso del dinero público. Sin embargo, todo se politiza, en el peor sentido de la palabra, para lanzar andanadas contra el adversario. Un juego que hastía a la sociedad española, cansada de que la ley no se aplique con contundencia contra estos amigos de lo ajeno, cansada, en definitiva, de que las estructuras de poder de los partidos estén por encima del interés de los ciudadanos. Y siguen sin enterarse con el peligro que eso conlleva.