Paraíso bajo tierra por descubrir
Un filón aún por aprovechar. El principal monumento de Alcalá, La Mota, cobija un amplia red de cuevas y galerías, en parte aún desconocidas. Lukasz Klimek, un polaco afincado en la ciudad, que saltó a la actualidad el año pasado cuando se dedicó a limpiar de basura los arrabales de la fortaleza, emprende una misión llena de encanto. Se trata de explorar los pasadizos subterráneos. De hecho, acaba de bajar al pozo del Huerto de Moriana que se usó siglos atrás para abastecer a los pobladores del recinto amurallado. Aunque no halló ninguno de los tesoros de los que habla la tradición, su descenso no fue en balde.
Un filón aún por aprovechar. El principal monumento de Alcalá, La Mota, cobija un amplia red de cuevas y galerías, en parte aún desconocidas. Lukasz Klimek, un polaco afincado en la ciudad, que saltó a la actualidad el año pasado cuando se dedicó a limpiar de basura los arrabales de la fortaleza, emprende una misión llena de encanto. Se trata de explorar los pasadizos subterráneos. De hecho, acaba de bajar al pozo del Huerto de Moriana que se usó siglos atrás para abastecer a los pobladores del recinto amurallado. Aunque no halló ninguno de los tesoros de los que habla la tradición, su descenso no fue en balde.

Equipado con una indumentaria especial, se introdujo en el profundo espacio. En una lucha casi heroica, ya que el agua prácticamente lo cubría pudo atisbar nuevas conexiones subterráneas hasta ahora ignoradas. Sin embargo, para continuar con el proyecto deberá vaciarse el líquido contenido en el lugar, algo que no resultará nada sencillo.
Klimek está emocionado de “tocar la historia”. En su opinión, el sistema de pasadizos de La Mota es tan complejo que daría trabajo “para varias generaciones de espeleólogos”. Piensa que el hecho de que la fortaleza se levante sobre una roca arenisca, muy blanda, facilitó que el ser humano la cavara con facilidad.
La intención del Ayuntamiento es hacer “visitable” las zonas que resulten seguras, ya que en ciertos puntos hay riesgos de derrumbe. Varios tramos de las galerías del Huerto de Moriana se abrieron años atrás gracias al trabajo de personas contratadas por la administración local. Por otro lado, Lukasz Klimek se presta para adentrarse en otra cueva situada cerca de la ermita de la Verónica —junto al paraje Los Llanos— para ver si es real que existe la galería larga a la que se refiere la leyenda y que se supone que podría enlazar incluso con la Fortaleza de la Mota por debajo del actual casco urbano.
aventura. Por otro lado, también con la ayuda de Francisco Linares, quien lo acompaña en sus incursiones con la idea de aprender, Klimek ha creado un “espeleocircuito” en los Tajos de Charilla. Con esta expresión se refiere a la fijación de una serie de anclajes en un imponente peñasco que permite ensayar diferentes técnicas de escalada y deslizarse por tirolina. La propuesta, para él, es muy interesante porque abre la posibilidad de que clubes de otros lugares se interesen por los Tajos de Charilla.
Como guinda al proyecto del “espeleocircuito”, Klimek proyecta una gran tirolina entre el borde del precipicio y uno de los peñascos. La idea consiste en instalar un cable para cubrir unos ochenta metros. Augura que la descarga de adrenalina sería “brutal”. Dice que tiene el permiso de los propietarios del terreno, aunque añade que necesita apoyo económico municipal.